Por Miguel A. González-Quijano, economista, profesor universitario y de escuelas de negocio y miembro del equipo de consultores de Evolución 21
¡Ay madre la que se nos viene encima! Ante la crisis que se nos ha venido encima es más que probable que no nos quede más remedio que recurrir a lo que eufemísticamente lo consultores llaman «Rightsizing», es decir, reducir drásticamente la plantilla. También es más que probable que el muerto se lo encomendemos al Director de Recursos Humanos, que para eso está.
Generalmente el proceso se inicia con un Consejo de Administración extraordinario en el cual el presidente ejecutivo o en su defecto el consejero delegado expone con unas bonitas transparencias en Power Point (que sin «traspas» no se es nadie) unas perspectivas tenebrosas con curvas que asintóticamente tienden a cero Luego plantean a sus directivos que vayan pensando qué medidas adoptar desde los diversos puntos de vista de la organización, primero a los responsables de negocio; Planificación de la producción, Compras, Comercialización. A continuación se pedirá a los de las áreas de apoyo que así mismo vean qué medidas adoptar.
Decisiones que afectan a las personas impactan sobre la globalidad de la empresa
No creo equivocarme mucho si antes o después no se plantea la antes mencionada reducción de plantilla como la «Panacea Universal». El impacto de medidas como ésta es enorme, al igual que en las carambolas del billar; si toco una de las bases de mi empresa se tambaleará toda ella. Hay que evaluar minuciosamente el impacto de las decisiones estratégicas sobre el comportamiento y la arquitectura de soporte de RRHH. Si el curso de acción es equivocado los costes materiales y morales serán incalculables.
Y bien, me dirán ustedes, pero no podría usted que debe saber tantísimo, decirme lo que SI tengo que hacer, que lo que NO ya lo tengo más o menos claro. ¿Verdad Doctor que esto no me va a doler nada? «Hombre… tanto como nada…»
La Unidad de Cuidados Paliativos. Últimamente y a raíz de ciertos sucesos en un hospital madrileño (oiga de las afueras…no del mismo Madrid…) es cada vez más frecuente el escuchar que alguien dice que a la muerte, lo que es la muerte no le teme, pero si a como hay que morir y que este trance debería ser como cuando a uno le operan de apendicitis, es decir con anestesia total. Hay anestesia, no sé si local, locorregional (no, no me refiero a ningún político…) general o epidural y tiene un nombre (eso sí, en Inglés que viste mucho mas… dónde va a parar). El «Outplacement» o ayuda a la recolocación laboral trata con mayor o menor fortuna de paliar los traumáticos efectos de verse en la calle.
Comienza la faena. La «cosa» empieza con una llamadita al ejecutivo de turno. Con palmaditas en la espalda se le manifiesta lo muchísimo que se le aprecia y la barbaridad que la empresa le debe a su talento, esfuerzo, dedicación y sacrificio. El pobre hombre, henchido de orgullo cree que va a ser propuesto para la Gran Cruz del Mérito Civil, o al menos a alguna encomienda… quizás la de Alfonso X el Sabio. Pero qué va, cuando al fin y después de mucho insistir se sienta (que así el golpe será menor) se le pregunta si no ha pensado que ya es hora de descansar y disfrutar de los nietos que son unos angelitos y que si se pierde estos, sus mejores años, nunca se lo va a perdonar.
Suerte de Banderillas Si, ya sé, estás echo un lío, pero no te preocupes que nosotros ya hemos pensado por ti. La cosa no tiene por qué ser inmediata, ¿qué te parece el mes que viene? Manolo se revuelve en lo más íntimo de su ser y se contiene para no empitonar (metafóricamente hablando… oiga) a ése que hasta ahora consideraba no sólo su jefe sino también su amigo.
Entrando a matar. Mira Manolo, lo primero que vas a hacer es apuntarte al «Paro» y la diferencia hasta tu sueldo base de ahora te la paga la Santa Madre Empresa hasta que te llegue la edad de jubilarte.
Cambiando la Seda por el Percal. Mira, le dice, pero si te empeñas en seguir trabajando, hemos pensado que a lo mejor te interesaba eso del «Outplacement» que dicen que da unos resultados bárbaros. El problema es que si pensamos que el «Outplacement» sólo consiste en esto, estamos arreglados. Seguramente nadie se ha tomado la molestia de explicarnos que la ayuda a la recolocación va bastante más allá.
Hay vida después de la vida. Ese más allá no es la muerte laboral, en absoluto. El punto de partida es el diseño de un programa de asesoramiento «Coaching» que permita identificar aquellas fortalezas y debilidades, por qué no, personales y profesionales del candidato.
Oiga pero eso saldrá muy caro… Pues no tanto, mucho más caro es sembrar el camino de tu empresa de las minas del rencor y el resentimiento que afectarán y mucho a ese «Goodwill» o valor no monetario que la marca de la empresa posee.