Las microafirmaciones positivas surgen por oposición al término «micro agresión». Fomentar una cultura inclusiva empieza por normalizar estos pequeños gestos que reconocen el valor de los compañeros. Validar las emociones es fundamental para generar buen ambiente en las relaciones interpersonales. Pero también es importante que desde RRHH se implementen programas de sensibilización, para que todo el personal entienda las diferencias de etnia, orientación sexual o género como una fuente de enriquecimiento del equipo.
¿Qué son las microafirmaciones positivas?
Las microafirmaciones positivas generan un ambiente de acogida propio de empresas inclusivas, en contraposición a los efectos de las microagresiones. Las microafirmaciones son pequeños gestos que indican tu respeto por tus compañeros en la cotidianidad laboral. Cuando un trabajador recibe esta atención, responde con confianza y compañerismo.
El Dr. Derald Wing Sue, que también escribe sobre las microagresiones raciales, las explica como las “indignidades breves y cotidianas verbales, conductuales o ambientales, ya sean intencionales o no, que comunican desaires e insultos raciales hostiles, despectivos o negativos hacia las personas racializadas”. Las microagresiones son “micro” porque a menudo ocurren en situaciones pequeñas y privadas, pero sus efectos a menudo nos impactan de manera masiva y peligrosa.
En paralelo, las microafirmaciones positivas en el contexto laboral pueden tener un gran impacto positivo en la inclusión de un equipo diverso. Tanto para grupos étnicos y racializados como para la comunidad LGTBIQ+ o personas con discapacidad. Los trabajadores que confían en su organización son mucho más productivos y tienen la mitad de posibilidades de abandonar la empresa.
Con estas aparentemente pequeñas acciones se logra el fomento de la diversidad y la igualdad. Generando este ambiente de acogida atraes y retienes el mejor talento cualificado. Además de poner en práctica las siguientes propuestas, recuerda revisar las políticas de la compañía para asegurarte que son tan inclusivas como pueden llegar a serlo.
Prácticas para fomentar las microafirmaciones positivas
Para desarrollar una cultura inclusiva desde las microafirmaciones positivas puedes poner en marcha alguna de estas acciones:
- Reconocer públicamente las aportaciones de los compañeros: la identidad de un ser social como el humano se basa en el reconocimiento del otro. Por tanto, es fundamental agradecer el compromiso y la participación, tanto en privado como con el resto del equipo.
- Escuchar activamente sin juicio y con una sonrisa sincera: dar testimonio mediante la escucha es uno de los principios básico de respeto hacia el otro. Es recomendable no intentar aportar soluciones, al menos no inmediatamente, sino dejar espacio para la acogida de lo compartido.
- Invitar a los trabajadores a salidas sociales y colaboraciones profesionales: una manera eficaz de consolidar el sentimiento de inclusión es poder formar parte de otras actividades, además de las tareas ordinarias.
- Validar las emociones compartidas en las relaciones interpersonales: así el equipo estará cohesionado y coordinado. Validar significa verbalizar lo que recibes, practicando la comunicación no violenta y aceptando sin mayores pretensiones.
- Fomentar el aprendizaje inclusivo: sensibilizar a la plantilla y en particular a las nuevas incorporaciones, en la aceptación de la diferencia como fuente de enriquecimiento, es clave. En este sentido, diseña programas de formación que den herramientas a la plantilla.