Recientemente, la OCDE lanzaba la voz de alarma sobre el paro de larga duración. Durante la crisis se había cuadriplicado: a finales de 2010, el número de desempleados que llevaba sin trabajar más de un año superaba los dos millones. Los expertos consideran que el nivel de estudios y la edad son factores determinantes.
Un estudio elaborado por Bancaja y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas alerta de que una persona mayor de 55 años tiene un 20% más de posibilidades de quedarse en el paro que los jóvenes de entre 16 y 24 años.
¿Por qué las personas mayores de 45 años en situación de desempleo suelen tener más problemas para volver a incorporarse al mercado laboral? Las respuestas son muchas. La Asociación Eslabón, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es facilitar la integración social y laboral de personas en riesgo de exclusión social, señala algunas. Por ejemplo, las referidas a la condición física –que puede pasar factura en puestos de trabajo de fuerte carga física–, una red de contactos reducida o una baja autoestima, que puede provocar una paralización del empleado ante nuevas situaciones. «Aparece el miedo al fracaso, al estar un periodo largo de tiempo sin demostrar sus competencias profesionales; miedo al ridículo, al tener que competir en un proceso productivo diferente al que están acostumbrados, con nuevos compañeros, en muchos casos más jóvenes y preparados, así como a nuevas relaciones», señala un informe de la Asociación.
De igual modo –señala el informe– existe una baja motivación: «Percibimos, en términos generales, que las personas de este colectivo no están tan interesadas en participar en procesos de orientación como enacceder cuanto antes a una entrevista de trabajo y conseguir un empleo».
Pero también hay causas sociales. Por ejemplo, la dificultad de incorporarse a nuevos puestos de trabajo por la escasa familiaridad con las tecnologías de la comunicación, la sobrevaloración de la juventud en la sociedad occidental o la discriminación de la edad en las ofertas de empleo. «Cuando un empleador busca trabajadores, no piensa en una persona a partir de 45 o 50 años», añade el informe de la Asociación Eslabón.
Luis Capella, presidente de la Asociación Empleo Senior –una organización sin ánimo de lucro que trabaja por la integración laboral de los desempleados mayores de 45 años– considera que la explicación de por qué este colectivo lo tiene tan difícil no es sencilla. «Como nos dice la mayoría de los 15.000 parados que nos escriben cada mes, la principal dificultad es la edad. Son conscientes de que no se quiere emplear a estas personas, aunque nadie, ni empleadores ni intermediarios, se atreve a decir por qué».
Los prejuicios tienen mucho que ver en el problema. Según Capella, «se ‘supone’ que los mayores son ‘caros’, y no es así. No pretenden sueldos de 50.000 o más euros. Son personas que pueden y saben adaptarse a ingresos menores, incluso algunos dicen que les bastaría con ser ‘mileuristas’ con tal de trabajar», explica Capella.
Otras opiniones –añade– consideran que son menos «maleables» que los jóvenes o que el coste de un despido es muy caro. En otros casos –aunque más minoritarios–, se piensa que un jefe mediocre tendrá «miedo» de un senior experto y con mayor capacidad. Pero todo esto es, según Capella, un grave error. «Prescindir de experiencia y conocimiento es una gravísima equivocación que pasará factura a las cuentas de resultados de muchas entidades a medio y largo plazo», pronostica el presidente de la Asociación Empleo Senior.
Entre otras cosas porque, en la mayoría de los casos, el senior es un buen formador de los jóvenes que se incorporana los trabajos. «Si tuviera que operarme un cirujano neurólogo, me gustaría que tuviera muchas operaciones realizadas y que le ayudara un joven con menos experiencia, pero con manos quizá más firmes. Y si ese joven aprende del experto, será mas fácil que se convierta en un cirujano que salve vidas el día de mañana», explica Capella. Pero desperdiciando a los seniors también se está perdiendo productividad y beneficios. Segúnel presidente de la Asociación Empleo Senior, «apartar del mercado laboral a quienes pueden aportar esa productividad nos parece un grave error, máxime cuando la Unión Europea está ligando salarios con productividad». Y eso sin contar con que una persona de 45 años todavía puede cotizar durante otros 20 años a la Seguridad Social, con los ingresos para el Estado que ello supone.
Soluciones
Desde la Asociación Empleo Senior han puesto en marcha la iniciativa «Yacimientos de Empleo», creando nuevos nichos de trabajo para personas mayores de 45 años. Desde su punto de vista, la iniciativa puede ayudar a crear hasta 120.000 puestos de trabajo al año.
¿Cuál es su punto de partida? Consdieran que una forma de reinsertar a los parados mayores de 45 años es ayudándoles con un reciclaje basado en formación específica para encargarse de esos nuevos nichos de empleo que ha detectado la Asociación. «Es posible aceptar que un profesional –por ejemplo, un arquitecto– tenga dificultades para seguir en su sector y trabajo, pero con su experiencia y capacidad, podrá adaptarse a otros empleos, como la protección de datos, la igualdad de género o la conciliación de vida familiar y laboral», asegura Capella.
Con la iniciativa se puede capacitar a los desempleados tanto para el emprendimiento como para integrarse en todo tipo de empresas y entidades, pero también podrán prestar sus servicios a las pymes con costes más asequibles para ellas, y permite la incorporación tanto de hombres como de mujeres.
¿Qué yacimientos de empleo ha detectado la Asociación Empleo Senior? Por ejemplo, el que está relacionado con la Ley Orgánica de Protección de Datos, que obliga a todo tipo de entidades y empresas a asumir unas medidas en ese sentido y muchas pymes no lo saben. Ese puesto podría ocuparlo «un parado que se forme para ayudar a implantar y mantener los sistema de protección de datos», dice Capella. Pero también se puede hacer lo mismo con la Ley de Igualdad o con la Conciliación de vida laboral y familiar.
Otra solución para los parados mayores de 45 años son los programas de acompañamiento. La iniciativa Incorpora, de la Obra Social la Caixa, tiene como objetivo integrar a colectivos en riesgo de exclusión a través de una red de 248 entidades adheridas al programa. «Estas entidades pueden ayudar a revertir los sectores productivos, como el de la construcción», afirma Marc Simón, Director del Área de Integración Social de la Fundación la Caixa.