Inteligencia emocional vs coeficiente intelectual en la empresa

Inteligencia emocional vs coeficiente intelectual: ¿Qué debe primar en la selección de personal?

La selección de personal es un proceso cada vez más complejo en el que dos contrincantes luchan por coronarse vencedores. No nos referimos a una pareja de aspirantes al puesto, sino a los factores que determinan la valía del candidato. ¿Quién puede más: la inteligencia emocional o el coeficiente intelectual?

Por supuesto, como responsable de Recursos Humanos de tu empresa valoras ambos aspectos a la hora de reclutar talentos. Ahora bien, el pulso no se queda en tablas. La batalla solo tiene un ganador. ¿Quieres saber cuál de estos conceptos pesa más en la contratación de las compañías? Te desvelamos la respuesta y te contamos las razones. Descubre por qué debes apostar por el método ganador para seleccionar a tus futuros trabajadores. ¡Y para tener en cuenta a los actuales!

Inteligencia emocional vs coeficiente intelectual: ¿quién gana y por qué?

La escritora Sophie Martineaud determina que el test de inteligencia emocional demuestra que equiparar el talento con el coeficiente intelectual resulta desacertado. De hecho, considera que estamos hablando de un comportamiento obsoleto entre los seleccionadores de personal más avezados.

Lo demuestran, paradójicamente, los números. Y es que, el 20 % de los factores que explican el éxito está relacionado con la capacidad cognitiva. De acuerdo a Martineaud, el 80 % restante viene determinado por otros aspectos que incluyen la inteligencia emocional en grandes dosis.

No son pocos los responsables de RRHH que se han adherido a estas valiosas lecciones, consiguiendo así incrementar el rendimiento de sus empresas. Se trata de marcas emocionalmente responsables, ya que tratan a sus empleados como personas más que como cerebros. Estos negocios promueven la confianza y la comunicación, las bases de un trabajo bien hecho.

¿Quieres que el tuyo sea uno de ellos? En ese caso, empieza a valorar la empatía de tus candidatos, su capacidad de desarrollo, su solidaridad y su colaboración y sus competencias interpersonales. Mirar por encima del hombro a estas cualidades tal vez sea lo que haya frenado la productividad de tu compañía.

Las razones

Pero ¿en qué se sustentan estos datos? Pues, ni más ni menos, que en lo que se esconde detrás de nuestras acciones como seres humanos. La motivación, el bienestar en la oficina o la proactividad no dependen de la inteligencia general del individuo. Sin embargo, estos estados son los que le impulsan a dar lo mejor de ti mismo en beneficio de tu organización.

Está comprobado que estos estímulos juegan a favor de tu empresa. De hecho, los profesionales recomiendan que desde los departamentos de Recursos Humanos se deberían aplicar programas de autoconocimiento y automotivación. ¿Te animas a seguir los consejos?

Como acabas de comprobar, las reglas del mundo empresarial implantadas hasta la fecha se van diluyendo. Esas normas anticuadas dejan paso a un nuevo escenario en el que ser profesional no implica ser más inteligente. Es decir, un coeficiente intelectual situado por encima de la media no garantiza el éxito laboral. Hay que tener en cuenta que las personas no podemos dejar a un lado nuestros sentimientos… ¡tampoco en el trabajo!

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