El liderazgo de servicio trata de liderar con el ejemplo, haciendo que cada miembro del equipo sienta que importa. La empatía y la confianza son la base para generar una cultura corporativa de colaboración y entendimiento, que dará mejores resultados. Este tipo de dirección actúa transversalmente en todos los niveles y tareas de la empresa. Además está comprometido con el crecimiento de los profesionales y predica con el ejemplo.
Apuesta por un liderazgo de servicio
El término “liderazgo de servicio” fue utilizado formalmente en 1970 por Robert Greenleaf, ejecutivo jubilado de AT&T, en su ensayo titulado El sirviente como líder, inspirado en la lectura de la novela Viaje a Oriente de Hermann Hesse. Liderar un equipo estando a su servicio requiere grandes dosis de seguridad y humildad. Las formas tradicionales de liderazgo confiaban más en su capacidad de vigilar y controlar que en la potencia de la plantilla.
Para generar un liderazgo de servicio el objetivo principal tiene que ser precisamente “servir” al propósito o a la cultura corporativa. Y no tanto liderarla, pues entonces difícilmente pasará de una impostura superficial como llevar una caja de una sala de la oficina a otra. Estas son sus principales características:
- Empatía: comprender y escuchar a los otros es la condición necesaria para el crecimiento propio y corporativo.
- Compromiso con el crecimiento de los profesionales: no ve a su equipo como recursos humanos a los que influir y motivar o en el peor de los casos dominar e intimidar, sino que busca crear una cultura de colaboración y entendimiento compartido.
- Actuaciones transversales: nunca abandona tareas consideradas o asignadas a personal menos cualificado.
- Predican con el ejemplo: en determinados sectores este es uno de los rasgos menos practicados. Por ejemplo, suele estar prohibido para la plantilla consumir productos del bar en el que trabajan, pero el encargado lo hace a diario.
Sintoniza con la plantilla
Reducir el índice de rotación de un equipo y lograr que aumente el engagement, el bienestar laboral y el rendimiento pasa por sintonizar con la plantilla. Esto significa que debes reducir la brecha que separa los cargos jerárquicos y basar el reparto de tareas en la confianza y la empatía. Esto no quiere decir que no haya que marcar pautas, límites y protocolos. Sin embargo, un equipo que se siente vigilado o amenazado, nunca dará el 100% de su capacidad por diversas razones: miedo, desgana o insatisfacción.
¿Por dónde empiezas a construir este liderazgo de servicio? Realiza tareas impensables como limpiar un baño o archivar la documentación. Cuanto menos creativa y reconocida sea, más fácil será situarte en una posición alineada con el personal. A veces “estar a la altura” de una situación, significa agacharse. También es necesario revisar las rutinas, evaluando cómo afectan a los trabajadores. Para ello, es aconsejable preguntar o registrar el feedback ante las decisiones. Entre la generación millennial el reconocimiento es uno de los rasgos más valorados a la hora de seleccionar un puesto de trabajo.