La crisis y la reforma laboral

Jesús R. Mercader, director de IRLE de la Fundación Sagardoy.

Las conclusiones del tercer barómetro de mercado de trabajo del IRLE (Fundación Sagardoy) ponen de manifiesto que la crisis continúa destruyendo empleo a un ritmo elevado; conforme a la EPA del segundo trimestre de 2012, el desempleo ha alcanzado el 24,44%. No obstante, los primeros efectos de la reciente reforma laboral, aunque aún es pronto para hacer juicios definitivos, resultan positivos: aunque el número de parados sigue aumentando, al menos ha dejado de hacerlo a un ritmo creciente. Los desempleados son más cada mes, pero cada incremento ya no es –desde el mes de mayo– mayor que el anterior. Un dato especialmente preocupante es, sin embargo, el relativo al número de los desempleados de larga duración. Cada vez es mayor la proporción de parados que han perdido su ocupación hace un año o más. Esta variable, que alcanzó su mínimo (23,5% de los parados) en el tercer trimestre de 2008, hoy es del 47,9%, con una fuerte subida de tres puntos en el segundo trimestre de 2012.

Un primer objetivo de la reforma es la potenciación de la contratación indefinida aunque, a pesar de los esfuerzos, supone, en este momento, menos del 8% de los contratos firmados. No obstante, se aprecia una recuperación, y por primera vez desde el comienzo de la crisis los datos mensuales mejoran a los del año anterior, en parte gracias a la mayor contratación indefinida por las pequeñas empresas, destinatarias del contrato de apoyo a los emprendedores. Los más de 51.000 contratos celebrados bajo esta modalidad contractual son un signo favorable dentro del sombrío panorama existente.

En el ámbito de la negociación colectiva, los convenios siguen en mínimos históricos. En el último año se han registrado 2.994 convenios colectivos de trabajo, lo que supone una caída del 53% desde el máximo del periodo marzo 2008-febrero 2009 (6.355 convenios colectivos).

La apuesta de la reforma laboral por el convenio de empresa empieza a tener  sus primeros efectos. El más claro ha sido la caída de los convenios  provinciales, que han reducido su peso a menos la mitad en cuanto al número de trabajadores afectados de 2011 a 2012. La evolución de los salarios  pactados, por su parte, mantiene las tendencias anteriores a la reforma: cae el incremento medio en los convenios supraempresariales y se mantiene estable en los empresariales, siendo ambos inferiores al IPC. En todo caso, debe señalarse que los costes laborales (por hora trabajada) están respondiendo de forma clara, aunque tardía, a la crisis: durante la última década, llegaron a crecer hasta un 13,5% (entre 2002 y  2010) para, en los dos últimos años, haberse reducido un 3,9%. Además, algunas de las reducciones de cotizaciones sociales previstas en la reforma no se  han puesto aún en marcha, por lo que es previsible que sigan moderándose en el futuro.

Es importante señalar asimismo, que algunos fallos judiciales importantes están avalando la Reforma. Así, la reciente sentencia de 10 de septiembre de la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional que, por demanda de oficio del Ministerio de Empleo, declara de modo rotundo la primacía de lo que disponga el convenio colectivo de empresa frente a lo que pueda disponer el convenio del sector. Y además, se deja claro en la sentencia que el mandato se refiere no solo a los nuevos convenios sino también a los pre existentes a 2012.

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