La educación ya no tiene fronteras. Frente a las clases tradicionales, presenciales e impartidas por un profesor en el aula, se imponen las videoconferencias, los contenidos multimedia y la comunicación «online». El aula, ahora, es el planeta, y los alumnos pueden acceder al mismo temario aunque se encuentren a muchos kilómetros de distancia. La formación se ha vuelto global.
Y es que las ventajas de la educación «online» son innumerables. El alumno impone su propio ritmo, puede estudiar dónde y cuando quiera y tiene la posibilidad de autoevaluar su progreso sobre la marcha. «Además, si el alumno es más bien tímido y no se realiza bien en un entorno de grupo, en la formación «online» tiene la oportunidad de participar y recibir los apoyos a su medida», afirma Joost van Nispen, un auténtico gurú del marketing directo y de las nuevas tecnologías y presidente del Instituto de Comercio Electrónico y Marketing Directo (ICEMD), una de las instituciones de referencia en estas disciplinas desde su creación, en 1995, y unida a la escuela ESIC.
Sin embargo, señala van Nispen, aunque las virtudes de la formación «online» son muchas, quizá no todo el mundo está preparado para seguir un curso a distancia. Además de que la formación a través de la Red no puede sustituir a un buen profesor, el principal escollo para aprender a través de Internet puede venir más por parte del propio alumno que del programa. «No todo el mundo, y especialmente en un entorno cultural latino, tiene la automotivación y autodisciplina para sacar el máximo provecho de este tipo de formación», asegura el presidente del ICEMD.
Cultura tecnológica
En España, la situación de la formación «online» es muy desigual porque todavía nos cuesta demasiado utilizar las nuevas tecnologías para estudiar. En 2009, tan sólo el 7,2% de los españoles utilizó el ordenador para el aprendizaje, un porcentaje que nos coloca casi a la cola de la Unión Europea, por delante tan sólo de Bulgaria, Grecia, Hungría y Rumanía, y a años luz de los dos países donde la formación «online» está más implantada, Luxemburgo y Dinamarca, donde el 47 y el 42% de la población, respectivamente, utilizó el ordenador como herramienta habitual de estudio.
Estas cifras, contenidas en el informe «Indicadores y datos de las tecnologías de la información y comunicación en la educación en España y Europa», realizado por el Instituto de Tecnologías Educativas, dependiente del Ministerio de Educación, y que maneja datos del Eurostat, contempla todos los niveles educativos. Sin embargo, en la formación de más alto nivel, la que imparten las escuelas de negocio y de postgrado, nuestro país se está convirtiendo en una potencia. «España ha sido líder y pionera en fomentar la formación «online» y hacer «respetable» el e-learning. No creo que actualmente, en las instituciones líderes de formación a distancia en España, haya gran diferencia de nivel con los demás líderes internacionales», afirma van Nispen.
Precisamente este año, un postgrado a distancia español se hizo con el primer puesto en el ranking de los mejores MBA «online» realizado por «The Economist»: el del Instituto de Empresa, que tuvo que «luchar» con otros doce MBA impartidos a distancia, de los cuales sólo tres eran no anglosajones.
Para todos los gustos
En la actualidad, podemos encontrar varios tipos de centros educativos que imparten sus contenidos a través de Internet con diversas propuestas. Los centros virtuales, que imparten cursos y programas exclusivamente a través de Internet; los centros con apoyo de las nuevas tecnologías, que utilizan los recursos telemáticos para facilitar a los estudiantes el seguimiento de sus programas mediante tutorías, ejercicios u otro tipo de material complementario; y los centros mixtos, que incluyen dentro de su oferta formativa programas que se imparten en las dos modalidades, presencial y virtual. Justamente esta última modalidad, según van Nispen, es la que más futuro tiene por delante. «Triunfan los modelos mixtos, donde es el cliente quien elige la mezcla de canales que más le interesa en cada momento», asegura el director del ICEMD.
Si nos fijamos en los programas de Formación In company, la que se realiza dentro de la empresa para impartir formación continua a los empleados, también se apuesta cada vez más por los métodos «online». Esta es, justamente, la modalidad que está eligiendo la Administración Pública para «reciclar» a los funcionarios. El pasado año, la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos (Correos) adjudicó al Instituto de Formación Online (IFO), una empresa que presta soluciones de formación a través de la Red y las nuevas tecnologías, la creación de las plataformas para que los empleados de la entidad aprendieran inglés desde su domicilio. También en 2009, IFO desarrolló una serie de cursos «online» de ofimática básica y avanzada para que los empleados del Servicio Público de Empleo Estatal desarrollaran con mayor eficacia las funciones asociadas a su puesto de trabajo.
La oferta de propuestas de formación a distancia a través de Internet es amplísima, aunque existen una serie de criterios que podemos seguir a la hora de elegir un centro o programa «online», según van Nispen. En primer lugar, el experto señala que debe estar impartido por una institución reconocida como líder en la disciplina que vamos a cursar y con probada experiencia en el funcionamiento del e-learning. Además, el programa debe tener un equilibrio entre estructura y exigencia, por un lado, y flexibilidad, por otro, y contar con un tutor disponible a lo largo del curso. También debe disponer de varios canales de contacto con el alumno, que la tecnología esté constantemente actualizada y que estén integrados elementos de valor añadido, como webinars [seminarios a través de la Red] interactivos, tests de auto-evaluación, vídeos de las enseñanzas clave y la oportunidad de colaborar con otros alumnos «online» realizando trabajos en grupo. «En un mundo ideal», añade el director del ICEMD, «también habrá interacción con los alumnos que cursen el mismo programa en modalidad presencial, para enriquecer a ambos grupos mutuamente».