La rigidez excesiva, la falta de autoestima y la toxicidad son conceptos limitantes y muy perjudiciales, tanto en contextos sociales como laborales. Quizá alguna vez hayas oído hablar de ciertas tendencias psicológicas que se asocian con un estilo de liderazgo tóxico y se ajustan milimétricamente a estos conceptos. Un ejemplo de esta realidad lo encontramos en el llamado Síndrome de Procusto, y hace referencia a la tendencia de aquellos líderes que buscan que su equipo no sobresalga bajo ninguna circunstancia. ¿Quieres saber más acerca de este síndrome? Sigue leyendo.
¿En qué consiste el síndrome de Procusto?
Esta tendencia psicológica encuentra su origen en un personaje de la mitología griega. Según dice la historia, Procusto “el estirador” era un posadero que acogía a viajeros en su camino por las colinas de Ática.
Por la noche, Procusto iba a las habitaciones de sus huéspedes y los ataba a la cama. Si el viajero era más grande que la cama en la que dormía, Procusto le cortaba las extremidades a sus invitados para que se ajustase al espacio que debían ocupar. Si, por el contrario, el huésped tenía la mala suerte de ser más pequeño, estiraba de sus articulaciones hasta que ocupaba la extensión completa del lecho.
Esta historia, aunque algo truculenta, se convierte en una realidad (figurada) en contextos laborales tóxicos. Y es que se usa para describir a aquellas personas que, temiendo verse sobrepasadas en algún aspecto, obligan a que los demás se ajusten a unos patrones preestablecidos y medidos con precisión. Lo que da aún más peso a la concepción ya conocida de que el clavo que sobresale es el que se lleva un martillazo.
La figura del líder en este contexto
Aunque es necesario atajar este síndrome en cualquier nivel jerárquico, resulta de especial urgencia poder tratarlo cuando está asociado a la figura del líder.
El desarrollo profesional de los equipos se verá negativamente influenciado por un líder que impone patrones de conducta según sus percepciones personales. Es por eso que el rendimiento laboral y la motivación de los empleados caerá en picado.
Además, existen otros factores que también se verán resentidos a causa de este síndrome:
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Baja innovación empresarial.
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Fuga de talento.
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Alta rotación de plantilla.
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Limitaciones en el alcance de los proyectos.
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Creatividad anulada.
¿Cómo combatirlo en las organizaciones?
Es importante saber detectar este patrón de conducta antes de que se extienda, afectando negativamente a los equipos y a la empresa.
La resistencia al cambio puede ser un factor de alarma que observar de cerca en las figuras de liderazgo. Asimismo, el bajo reconocimiento de los componentes del equipo es un signo determinante a la hora de reconocerlo.
Un buen líder siempre alabará las bondades de sus subordinados e intentará que su crecimiento profesional se ajuste a sus capacidades y metas.
Los líderes resonantes, democráticos o visionarios tratarán de mantener la motivación y tener en cuenta las opiniones de su equipo, mientras que los afectados por el síndrome de Procusto harán mermar la confianza y productividad de sus subordinados.
Con el fin de tratar esta posible patología, las estrategias para atajar el Síndrome de Procusto pasan por diferentes soluciones:
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Coaching dedicados a líderes.
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Incidir en la superación de limitaciones de los diferentes equipos.
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Test de autoevaluación para la plantilla.
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Promoción y fomento de la diversidad en la cultura organizacional.