Las cosas suceden, de una manera u otra. Las redes sociales están experimentando un auge sin precedentes. Además de su desarrollo en sí mismo, cada día somos testigos de novedades y de nuevos cambios que se implementan de alguna manera, en aras de facilitar el trabajo del usuario, y de conseguir que la divulgación de contenidos sea lo más expandible posible.
Las redes sociales, como la moda, marcan tendencias. Y saber aprovecharlas puede establecer la diferencia entre ser visible o invisible. Aunque también hay mucho de trabajo en la sombra, investigando y adquiriendo nuevos conocimientos que nos permitan diferenciarnos de los demás.
La verdad, es que el éxito de cualquier triunfo reside en hacer las cosas de una forma diferente a como la hace nuestra competencia. Ofreciendo ‘algo más’ que nos distinga y nos convierta en punto de referencia. Un algo más que debe de tener un valor añadido intrínseco y definitorio. Que forme parte de nosotros mismos o que, al menos, tenga como cuño nuestra propia firma de identidad personal.
Una de las muchas ventajas que tienen las redes sociales, es que son medios de comunicación social horizontales. Muy difíciles de controlar desde el punto de vista de la canalización de la información. Pero también, para identificar fuentes de información, y creadores de contenido.
Twitter y Facebook se erigen como las redes sociales que más éxito tienen por su sencillez de uso, y su facilidad de manejo. Dos redes sociales en las que la interacción con los usuarios es lo primordial. Donde se necesita, sobre todo, tener un feedback para que el mensaje se retroalimente, se fortalezca, se complemente… Donde la información crezca en valor y aporte conocimiento. No sólo información en sí misma.
Además de utilizarlo como medio para la divulgación de ofertas de empleo, las redes sociales permiten asentar las bases de una colaboración muy estrecha entre los usuarios, sean éstos particulares, profesionales liberales, autónomos o asalariados en búsqueda de un trabajo fijo.
Son muchos los que buscan nuevas oportunidades. Y no me refiero sólo a encontrar una oferta de empleo que nos satisfaga. Sino a nuevas vías o medios para que las empresas puedan evaluar a sus trabajadores del mañana.
Siempre he defendido que las redes sociales son el púlpito desde el que cada uno de nosotros tratamos de hacernos oír de la mejor manera que sabemos. Cada uno con las herramientas de que disponemos. Y sobre todo, con los conocimientos que queremos tratar de transmitir. Y lo realmente difícil es determinar qué debemos de hacer para conseguir que nuestro mensaje llegue, cale y se asiente en el receptor al que queremos llegar.
Lo que sucede es que somos millones de voces que gritan desde el borde de un precipicio, tratando de hacerse escuchar. Miles de usuarios que tratamos de utilizar las redes que consideramos más adecuadas (e incluso un mix de ellas: Facebook + Twitter, Facebook + LinkedIn, Twitter + Google+…) para hacer que nuestro mensaje sea oído por quienes pensamos pueden ser nuestra tabla de salvación.
Y de lo que no nos damos cuenta es de que muchas veces el trabajo más difícil lo tienen quienes nos escuchan porque no saben qué es lo que tienen que oír, o escuchar, o a qué –de todo lo que les decimos- deben de prestar atención. Si queréis, imaginároslo desde otro punto de vista.
Supongamos que todos los que me leéis tenéis pareja sentimental. Bien. Ahora retrotraigámonos al pasado. Al momento en que seguíamos solteros y sin compromiso (de ningún tipo). El panorama de entonces, sin llegar a ser desalentador, sí que era incierto porque no teníamos la certeza de que esa persona que nos gustaba llegara a salir con nosotros.
De alguna manera, tratábamos de entablar comunicación y de hacernos notar para que se fijara en nosotros. Utilizábamos nuestros mejores encantos para llamar su atención. Un cortejo, quizás, aunque siempre se trata de dar con la clave, con ese gesto, comentario, apostilla… Que finalmente consiguió atraer su atención para que se interesara por nosotros.
En las redes sociales, cuando buscamos #empleo, hemos de hacer algo similar. Tenemos que cortejar a quien nos interesa para hacerle ver que realmente somos la persona adecuada con la que formalizar una relación cuya duración vendrá determinada por cómo se desarrollen los hechos.
Tenemos la oportunidad y un medio inigualable para darnos a conocer. A una o a cualquier empresa. Podemos utilizar blogs para difundir nuestras capacidades. Podemos aportar opiniones con las que reforzar nuestros contenidos. No todo se reduce a enviar un currículo y esperar a que quien lo lea descubra que es el que más le conviene a la empresa.
Las redes sociales nos permiten acceso.
Las redes sociales nos facilitan la proximidad.
Hay que perder un poco la timidez, ser insistentes y sobre todo… Buscar la colaboración. La clave del éxito reside en eso.
@AntonioVChanal
Coach y Formador en Redes Sociales