Eficaz, comprometido, rápido, con una amplia experiencia en situaciones de responsabilidad, entusiasta, líder… A primera vista, con este catálogo de bondades podría dibujarse el retrato robot de un superhéroe. Nada más lejos de la ciencia ficción. Estos profesionales existen y cada día más compañías solicitan sus servicios. Son los ‘interim managers’, también llamados directivos interinos o en transición. «Profesionales con muchos años de experiencia en gestión y elevada cualificación, que se incorporan a una empresa por tiempo limitado para dar respuesta a situaciones y problemas muy concretos». La definición, facilitada por Elisa Martínez de Miguel, socia de Neumann International, pone de manifiesto las peculiaridades de este modelo de trabajo que en algunos países de Europa lleva años empleándose —en Reino Unido, su mercado se valora en 600 millones de euros anuales— y que en España se empieza a consolidar.
La firma Michael Page creó una división especializada en ‘interim management’ hace casi tres años. Ignacio Mora, que trabaja allí como ‘executive consultant’, ha detectado esta tendencia al alza, y calcula que el año pasado el número de proyectos a gestionar creció un 80% con respecto a 2008. En BDO también han percibido este incremento. Alfonso Elósegui, director de esta área dentro de la consultora, reconoce que «hemos pasado de estar llamando a las puertas de las empresas para presentar el servicio a recibir sus peticiones». Las complicaciones derivadas de la situación económica es una de las razones de este interés. Cuando los problemas se acumulan, este tipo de directivos son una solución a tener en cuenta. Las reestructuraciones —despidos, reducción de costes, fusiones…—, las optimizaciones de procesos o los cierres anuales son algunas de las situaciones en las que se suele requerir su colaboración, pero Mora reitera que se encarga de otros asuntos menos traumáticos: «Puede posicionar un producto, entrar en un mercado nuevo o cambiar la actividad empresarial». Pese a esta versatilidad, los expertos consultados aprovechan para recordar que no se debe pensar en esta figura como en un «salvador». «Una persona sola no puede dar la vuelta a una compañía, para eso debe contar con un buen equipo», apuntan desde BDO.
La flexibilidad de la relación entre empresa y directivo es otro de los atractivos del ‘interim management’ en tiempos de crisis. Para empezar, el puesto se ocupa temporalmente, lo más habitual es entre tres meses y un año, aunque es la evolución del proyecto la que marcará ese periodo. En segundo lugar, la vinculación con el profesional no implica, ni mucho menos, un contrato fijo. En la mayoría de países europeos se sigue la fórmula del directivo como autónomo. Por su parte, Michael Page ha apostado por la opción del contrato temporal. Aunque Mora matiza: «No es un trabajador de ETT al uso, mientras que éste siempre buscará quedarse en la compañía, el ‘interim manager’ ni se plantea la continuidad». En BDO, formalizan un acuerdo mercantil, tanto con la empresa como con el candidato.
El atractivo de esta forma de trabajo alcanza también a los propios directivos, que no se han librado en los últimos meses de la pesadilla del paro. Elósegui cree que el ‘interim management’ puede ser una salida para estos perfiles sénior que se encuentran en el mercado y que, en ocasiones, «ni se lo plantean por desconocimiento». Sin embargo, tanto él como Mora avisan: «No todo el mundo vale».
En primer lugar, hay que ser muy consciente de que la estabilidad brilla por su ausencia en este tipo de puestos, donde se trabaja por proyectos. Aunque, quizá, lo más difícil es trabajar de forma eficaz con la presión del corto plazo sobre la espalda. Verónica y Ángel, ‘interim managers’ que no dan su nombre completo por temas de confidencialidad, conocen de sobra el peso del calendario. «Se espera una persona operativa inmediatamente, sin el beneficio de la curva de aprendizaje que se les otorga habitualmente a los nuevos candidatos», comenta esta profesional con experiencia en dirección de marketing. Ángel, que trabaja actualmente como interino para una firma de biotecnología norteamericana, resume la filosofía en una frase: «Muchos proyectos son ‘para ayer’».