Un ligero optimismo empieza a colarse en los despachos. Tras dos años de malos augurios, la clase directiva española recupera la confianza en el futuro y ya son más los que esperan aumentar las plantillas que aquellos que se preparan para los recortes. En paralelo a sus expectativas de contratación discurren sus perspectivas de negocio. Las empresas prevén una mayor demanda de bienes y servicios y, además, el 48% está dispuesta a reemplazar a sus trabajadores jubilados.

La duodécima edición del Índice de Perspectivas Profesionales (IPP), que adelanta las tendencias de reclutamiento del último semestre del año, induce a la esperanza. Elaborado por el Instituto de Estudios Laborales de la escuela de negocios Esade en colaboración con ABC, el informe se basa en la opinión de directivos de recursos humanos, directores financieros, gerentes y especialistas en reclutamiento de 150 empresas. Con sus respuestas, el IPP trata de despejar algunas de las incógnitas de la segunda mitad de 2010, que empieza con casi cuatro millones de personas desempleadas.

A tenor de los resultados, el paro continuará por la senda de descenso de los últimos tres meses y seguirá bajando. El 31% de las empresas espera un incremento en el número de empleados, mientras que el 30% cree que habrá reestructuraciones. Para certificar el cambio de tendencia, conviene, sin embargo, recordar el pronóstico de tres meses antes, cuando la balanza se inclinaba a favor de los pesimistas, bando al que respondía el 47% de los encuestados, frente al 19% que no vislumbraba nubarrones en el horizonte.

Cambio en la cantidad de empleados

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El grueso de los nuevos fichajes procederá de la base del organigrama. El 27% de las empresas planea reclutar técnicos y el 17%, recién graduados.

Dado el elevado número de candidatos en paro, los empleadores no temen los procesos de selección y sólo el 4% estima que pueden toparse con dificultades. Asimismo, debido a los bajos índices de rotación en la plantilla desde que empezó la crisis, parece que la retención del talento tampoco será un problema. Desde hace tres años, y aunque el último sondeo se detecta un mayor movimiento, el IPP confirma la escasa inclinación al cambio de compañía.

Por áreas funcionales, las mejores expectativas de contratación se concentran en las de tecnologías de la información —tras remontar 2009, el peor año de su historia, las TIC vuelven a levantar cabeza—, finanzas, ingeniería y logística.

Pero, con independencia de la especialidad y los conocimientos técnicos, las empresas buscan en los candidatos, sobre todo para la dirección, una serie de habilidades. Entre todas ellas, destaca la capacidad para entablar relaciones y gestionar la red de contactos, que en los cuatro años de vida del informe IPP siempre ha sido la más valorada por los empleadores. También son muy estimadas las capacidades cognitivas y de razonamiento, el dominio personal y la habilidad para llegar a conocer a los demás y conectar con ellos.

En este último sondeo, también ha quedado claro lo mucho que les importa a las empresas que los candidatos estén en sintonía con ellas. Casi el 60% de las consultadas tiene más en cuenta en los procesos de selección la alineación de éstos con su cultura corporativa que aspectos tales como las capacidades y la experiencia.

Tras el moderado optimismo con que las empresas encaran la segunda mitad del año, se encuentran sus expectativas de negocio, que han mejorado notablemente. El 32%, frente al 24% del semestre anterior, tiene fe en su futuro, el 48% no sabe muy bien qué pasará y el 20%, once puntos por debajo del dato registrado hace seis meses, no espera nada bueno.

Muy en consonancia con estos datos va la demanda de productos y servicios. Un 38% de las compañías, frente al 27% del semestre pasado, espera un aumento de la demanda y casi la mitad de las encuestadas confía, al menos, en que se mantenga.