En ocasiones una empresa necesita un cambio de rumbo. Quizá precisa reducir su dimensión para seguir existiendo, hacer un cambio a la era digital, poner en marcha un nuevo proyecto o abrir un nicho de mercado. Pero a lo mejor no dispone del presupuesto, ni del equipo, ni de los conocimientos necesarios para llevar a cabo una tarea que, a todas luces, no es ni fácil ni barata.

Antes de sucumbir a la desesperación la solución puede estar en un «interim manager», una nueva «especie» de profesional de muy  alto nivel que se incorpora a una organización solo durante un tiempo determinado, el que dure ese proyecto de cambio hacia un nuevo estatus. Cuando termina su labor, el «interim manager» recoge sus cosas y se marcha a un nuevo proyecto en otra compañía que necesite «ayuda».

¿Sería correcto referirnos al «interim management» como a «alquiler de talento»? «Sí, totalmente», responde Beatrice Martínez, una profesional con una experiencia de 20 años en el área de ventas, formación comercial y «call center» en empresas multinacionales de servicio que, desde hace un tiempo, ejerce como «interim manager». «Salí de la empresa en la que trabajaba hace tres años y, en ese momento, por el nivel salarial en el que me movía, no iba a encontrar algo parecido en España», explica Martínez, así que empezó a aceptar proyectos como «interim manager». «Pero ahora me gusta tanto que no podría dejarlo», asegura.

Para las empresas, las ventajas de contar con un «interim manager» son muchas. En primer lugar, la experiencia es un plus. «No tienen curva de aprendizaje», observa Olivia Borquez, de la división de Talent Interim de la consultora Talent Search People. Son, por tanto, una solución ideal para aquellas compañías que necesitan una intervención urgente, porque, además, mientras que la elección de un directivo puede alargarse en el tiempo durante meses, un «interim» puede empezar a funcionar y a obtener resultados en solo unos días. Pero, además, se trata de un profesional independiente, con una visión no contaminada por la política de la compañía, y, lo que es más importante, es rentable.

«Las empresas hacen un uso absoluto de un profesional durante el tiempo que dura el proyecto y esa persona focaliza en él toda su energía», añade Borquez. En este sentido, es cierto que los honorarios de un  interim manager» son elevados, pero están más que justificados. Borquez señala un salario de unos 50.000 euros al año para un «interim» del nivel más bajo –un «community manager», por ejemplo–, pero puede ser mucho más, hasta unos 300.000 euros mensuales, como asegura Juan Peñaranda, director de Michael Page Interim. «Un ‘interim manager’ es caro, pero es que a lo mejor solo existen cuatro personas en España que sepan hacer lo que está haciendo un ‘interim’ en un momento determinado. Son profesionales que hablan inglés, francés y alemán y se están echando una compañía a la espalda. Y a lo mejor esa empresa estaba perdiendo 2 millones de euros al mes», defiende Peñaranda.

Súper directivos

Lo que está claro es que el «interim» está hecho de una pasta especial y no todos los directivos sirven para el puesto. Tiene que ser flexible, tener mentalidad de consultor y ser analítico. «Debe ser capaz de sentarse durante tres horas con el consejero delegado de una empresa en Múnich y, sobre la marcha, detectar qué hay que hacer. Tiene que ser como un neurocirujano. Y no es tanto la formación como la capacidad de síntesis. La parte personal es fundamental, debe ser capaz de hacerse cargo de asuntos a muy alto nivel. Un directivo de una gran empresa quizá no ha trabajado así en su vida», opina Peñaranda. A ello se añade, según Borquez, la necesidad de ser un buen comunicador –«que sepa convertirse en un líder en poco tiempo»–, que genere confianza y que esté orientado a resultados.

El «interim management» puede ser una salida para muchos profesionales de alto nivel que han tenido que salir de las empresas en los últimos tiempos. Sin embargo, la crisis, ¿ha incrementado la demanda de este tipo de profesionales? La división Talent Interim de la consultora Talent Search People se puso en marcha hace poco tiempo y Olivia Borquez asegura que hantenido una gran acogida entre sus clientes. «Nosotros hemos encontrado a mucha gente experta a la que han incluido en un ERE en los últimos tiempos. Ese talento no se puede perder», observa Borquez.

Sin embargo, Juan Peñaranda, de Michael Page Interim, no es de la misma  opinión. «La crisis no ha sido la panacea», observa Peñaranda. Primero, por la novedad que supone la figura del «interim». «El término ‘interim manager’ está en el mercado desde hace unos 4 o 5 años, al menos los profesionales que se denominan así. Hay muchos que se consideran ‘interim’ pero que no tienen proyectos, al menos de muy alto nivel. Los proyectos más interesantes nos han venido desde fuera de España», explica.

En segundo lugar, porque es una figura que aún despierta cierta desconfianza. «En general son la última opción de una compañía. A las multinacionales les cuesta concebir que un profesional interino sea la solución para una situación concreta. No entienden que alguien excelente pueda dedicarse seis meses al año a un proyecto, que tenga que pelearse con los sindicatos, que trabaje 14 horas diarias y fines de semana», añade el director de Michael Page Interim. Y aquí redunda en la misma idea: no todo el mundo puede ser «interim manager». «Es un modo de vida. Son gente a la que le encantan los retos. Cuando cogen un proyecto se convierte en algo personal y crecen con ellos. Muchos proyectos son supermasters para un profesional», explica Peñaranda.

Todo ello sin contar con que, en muchas ocasiones, el «interim» no será bien recibido en la empresa. «Un profesional de estas características debe desarrollar la automotivación, ya que no va a tener mucha motivación por parte de la empresa. Necesita ser maduro», dice Olivia Borquez. ¿La razón? A veces se encarga del trabajo más desagradable, como puede ser la reestructuración de la plantilla. Así lo ve Juan Peñaranda. «No en todos los proyectos se trata de reducir compañías, aunque sí es el trabajo más desagradable. Muchas empresas creen que el ‘interim manager’ va a llegar ahí a echar a la gente. Hay que haber vivido muchas situaciones de ese tipo para poder hacerte cargo de ello», finaliza.