Son diversas las causas por las que la salud mental se ha convertido en un elemento clave en las políticas de empresa. Mantener una cultura de resultados o marcar unos objetivos ambiciosos o irreales, pueden ser causas del aumento del estrés laboral en las organizaciones. En este artículo, hablamos de cómo un entorno de trabajo competitivo afecta a la salud de nuestros trabajadores y de qué estrategias pueden modificar esas tendencias.
Características de un entorno de trabajo competitivo
En un contexto globalizado y sumamente tecnológico, las empresas enfocan sus objetivos, políticas y estrategias hacia la productividad, la eficiencia y el desempeño individual. A pesar de que los objetivos son legítimos y propios de cualquier entidad de tipo económico, en muchas ocasiones, los procesos para alcanzar dichas metas no son los más adecuados.
Algunas de las características que suelen tener los entornos laborales competitivos, son las siguientes:
- Procesos de trabajo enfocados exclusivamente al resultado. No se tiene en cuenta las características de cada persona, las necesidades de formación, el trabajo en equipo, la autonomía o la comunicación interna entre los equipos.
- Fomento de la rivalidad laboral interna. Ya sea entre compañeros o entre diferentes departamentos o equipos de trabajo, lo que provoca rencillas, desconfianzas y falta de cooperación y cohesión grupal.
- Liderazgo vigilante y policial. Se aleja de la motivación y el reconocimiento, y traslada una alta presión a los trabajadores en cada decisión que toma.
- Objetivos sin fundamento. Alejados de las modalidades de objetivos SMART, se plantean metas muchas veces inalcanzables o injustas, que generan angustia y preocupación en los trabajadores.
- Política de premios y castigos. Las condiciones salariales están ligadas exclusivamente a la consecución de los resultados planteados, sin tener en cuenta la aportación individual, la responsabilidad asumida o la ejecución de las tareas por parte del trabajador. Esto, en la mayoría de las ocasiones, genera un efecto de desconexión y desmotivación en el trabajador, que nota que su salario depende de que se produzcan situaciones que no están del todo en sus manos.
Qué podemos hacer para eliminar esta cultura en las empresas
¿Potenciamos una cultura competitiva o colaborativa? No debemos caer nunca en planteamientos dicotómicos. En función de diferentes características como el tipo de mercado, de producto que vendemos o de procesos de fabricación que llevamos a cabo, podremos establecer mejor unas estrategias u otras.
También dependerá del perfil de empleado con el que contemos. Los empleados más comprometidos y con características personales más fuertes, quizás puedan desenvolverse mejor en una cultura competitiva. Sin embargo, los menos fuertes psicológicamente, a pesar de ofrecer esfuerzo y dedicación, pueden verse afectados por la alta presión ejercida en estos entornos.
No obstante, existen prácticas sencillas de implantar. Algunas de ellas, pueden modificar ciertos contextos de extrema competitividad interna. Destacamos las siguientes:
- Implantar técnicas de comunicación multidireccional
- Plantear objetivos coherentes y siguiendo las técnicas SMART
- Realizar una correcta descripción de puestos de trabajo
- Adaptar los procesos de selección a dicha descripción de puestos
- Ofrecer procesos de Formación y Mentoring
- Mejorar los liderazgos a todos los niveles
- Desarrollar políticas de seguridad y salud laboral