Las empresas se implican cada vez más en la mejora de los entornos donde operan. Son figuras que asumen una responsabilidad creciente sobre el bienestar de la comunidad a la vez que incorporan perspectivas éticas que van más allá de la producción de bienes y servicios. Emprenden acciones y estrategias gracias a las que obtienen beneficios en cuanto a prestigio pero que también les da la oportunidad de llegar a otros públicos y de contar con fuentes de talento con las que enriquecen su diversidad. Estas son algunas ideas para integrar una práctica inclusiva en las empresas.
Solo una de cada cuatro personas con discapacidad está trabajando actualmente
Las personas con alguna discapacidad reconocida que forman parte de la población activa (personas entre 16-64 años) son en total 1.876.900, según el último dato que ofrece el INE, lo que representa un 6,2% de la fuerza laboral en nuestro país. La pandemia ha supuesto para este colectivo una pérdida de empleo notable tras siete años de crecimiento consecutivo debido a la mayor vulnerabilidad sobre el empleo de las personas con discapacidad.
Barreras para adoptar una práctica inclusiva
Pese a que la sensibilidad hacia la contratación de personas con necesidades especiales es cada vez mayor todavía existen resistencias a su incorporación en las plantillas. Estas barreras están formadas por prejuicios sobre un colectivo que tienen realidades diversas. Existe una idea generalizada de que la llegada de personas de este colectivo traerá problemas de integración debido a la falta de experiencia por parte de las organizaciones en el trato con estas personas.
Otra de las reticencias tiene que ver con el temor a que la adaptación del puesto de trabajo para un empleado con discapacidad suponga un gran coste. Sin embargo, hay acceso a ayudas para implementarlos y las ventajas de incorporar talento diverso son mayores.
Otras tienen prejuicios sobre la falta de cualificación o de que se produzca un mayor absentismo debido a una peor salud. Pero los datos despejan estas ideas preconcebidas. Los estudios demuestran que las personas con discapacidad ofrecen niveles muy altos de motivación en sus puestos y diferentes características formativas, tal y como ocurre en la población normalizada. Las ausencias se deben principalmente a condiciones laborales poco adecuadas, al igual que ocurre con el resto.
Ideas para implementar una práctica inclusiva
Para incorporar a personas con discapacidad y contribuir a crear un ambiente laboral más positivo en la empresa hay una serie de actividades que pueden implementarse de una forma relativamente sencilla. Estas son algunas:
En primer lugar, habría que analizar si la empresa reúne las características adecuadas en cuanto a barreras físicas y comunicativas para proporcionar acceso a personas con alguna dificultad. Una vez detectadas estas carencias habría que emprender acciones de manera proactiva para facilitar el acceso a este tipo de empleados. Se trata de adelantarse a que surja la necesidad en vez de adaptar los puestos cuando la persona ya ha conseguido superar los obstáculos por sí misma para llegar.
Crear procesos de selección que incluyan una perspectiva de diversidad mediante herramientas como el currículum ciego que sirvan para evitar sesgos en este sentido por parte de las personas que reclutan. Pero también en todos los procesos de promoción y ascenso dentro de la empresa. Para ello, sería imprescindible definir los puestos de trabajo basándose exclusivamente en competencias profesionales y no en características personales.
Las empresas de más de cincuenta trabajadores deben reservar el 2% de los puestos a personas con discapacidad
Formalizar el compromiso con la discapacidad en los documentos donde se deja constancia de los valores de la empresa como los códigos éticos, los planes estratégicos o reglamentos internos fortaleciendo el compromiso con la diversidad.
Incorporar criterios de comunicación inclusiva en la empresa en la que se sienta concernida tanto el personal con como sin discapacidad. Por ejemplo, en cuanto al formato del mensaje en las instalaciones para que sea tanto visual, como auditivo o táctil.
La colaboración con Centros Espaciales de Empleo . Esta es una forma de contribuir al empleo de las personas con discapacidad de una forma directa o indirecta. Por ejemplo, contratándolos como proveedores de productos y servicios.
Por último, hacer visible el compromiso con el empleo de personas con discapacidad a través de las diferentes herramientas de difusión, comunicación y marketing de la compañía y cumplir con la legislación para empresas de más de cincuenta empleados que obliga a la reserva el 2% de los puestos de trabajo para personas con discapacidad.