¿Para qué hacer un CV, para conseguir una entrevista o un trabajo?

Proporción de candidatos por puesto ofertado antes de la crisis por término medio: 1 para cada 23 candidatos. Proporción de candidatos por puestos con la crisis en máximo apogeo por ahora y 6 millones de parados: 1 para cada 277 candidatos. O sea 12 veces más que hace cuatro años o lo que es lo mismo: 12 veces menos de probabilidades de que me llamen para una entrevista de trabajo.

Si a eso le añadimos el ‘boom’ de las redes sociales en las cuales se puede conseguir información verdaderamente útil de cómo hacer un CV, de cómo realizar una entrevista, de conseguir información de los reclutadores,… está claro que la cosa se pone cada día más complicada.

Pongamos las cosas numéricamente y veremos los resultados más claros. Antes, un reclutador podía ver 23 perfiles de candidatos sin problema para un puesto. De ahí pongamos que a un 40% les realizaba una entrevista. Probabilidad de que nos entrevistasen: un 40%. Ahora el número de candidatos se multiplica por 12, pero físicamente el reclutador puede que aumente a 30 perfiles a analizar, pero no muchos más, lo cual hará que ponga filtros para acelerar los descartes. La probabilidad de que el reclutador analice nuestro CV es de poco más del 11%. De ahí si realiza un 40% de las entrevistas, la probabilidad finalmente de que nos entrevisten será del 4,4% frente al 40% de hace 5 años.

¿Estos datos te responden a la pregunta del título?, ¿qué deberemos por lo tanto hacer ante una candidatura?

Lo primero que debemos de hacer es elaborar un curriculum que sea lo más ajustado a la oferta a la que nos queremos presentar, analizar los requisitos de la misma y ver cuáles pueden ser los posibles filtros por los cuales nos pueden descartar y evitar ponerlos. Esto hace que debemos de olvidarnos de tener un CV genérico que nos valga para todas las ofertas. A ser posible personalizar al máximo buscando la adecuación entre CV y oferta de empleo. Lo que queremos es conseguir que nos entrevisten, después ya veremos.

Lo segundo, tener en cuenta que algo debemos de poner en nuestro curriculum que llame la atención del reclutador. Si ya hemos incluido lo que debíamos poner (evitando los posibles filtros), deberemos de analizar el cómo ponerlo para que atraiga a los reclutadores. Ahí juegan un papel fundamental las nuevas herramientas 2.0. Si mandas el CV en formato Pdf (preferiblemente) o en Word, no está de más que añadas links a tu blog personal o profesional, a tus perfiles sociales o incluso a un videocurriculum. Diseño novedoso, evitar formatos tradicionales que no nos diferencian de los demás candidatos, mostrar las habilidades que poseemos y no los puestos que hemos tenido…, al fin y al cabo nuestro perfil debe de cubrir las expectativas del reclutador y eso lo hacen las personas y no los cargos.

Sabemos lo que nos piden, sabemos qué poner y sabemos cómo ponerlo. Cumpliendo estas tres premisas podremos alcanzar el primer objetivo de nuestro curriculum que no es otro que el de conseguir la entrevista. Lo que sí debemos de tener en cuenta es que de poco nos valdrá esto si lo que hacemos es mentir o disimular en el CV. Lo que debemos de hacer es una autoevaluación de nuestras capacidades y habilidades y ver si se ajustan a los requisitos de la oferta. Si es así, pensemos en cómo podemos destacar sobre el resto de los posibles candidatos y hacérselo saber al reclutador.

Por desgracia estamos en tiempos complicados y tenemos que vendernos en todo momento, primero en CV y luego en persona, pero lo que está claro que el primer paso es el CV, lo que hace que hoy por hoy éste sea fundamental para conseguir una entrevista. Se acabó aquello de que un buen curriculum te daba entrada a un trabajo, por desgracia en estos momentos solo te facilita una entrevista.

Pensemos en vendernos desde que leamos la oferta y diseñemos nuestro CV a la medida de ella.

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