Microgestión: qué es y qué impacto tiene en la empresa

La microgestión es un modelo de gestión de equipos de trabajo según el cual la persona responsable se centra en observar e intentar corregir los pequeños detalles. El objetivo de este modelo es conseguir mejorar los ratios de rendimiento mediante un seguimiento concienzudo. No obstante, en ocasiones tiene un impacto negativo sobre las plantillas y las compañías. Te contamos más a continuación.

 Consecuencias negativas de la microgestión

La microgestión resulta muy tentadora para muchos responsables de equipos, pero, por lo general, no tiene el impacto beneficioso que se espera. Así, las consecuencias negativas de este modelo son las que siguen: 

El problema de dedicar excesivo tiempo a los pequeños detalles es que se reduce la eficiencia, ya que se invierte el tiempo en cuestiones que por lo general son irrelevantes, de modo que se resta a otros asuntos que tienen más peso e importancia en la compañía.

Cómo evitar las consecuencias negativas de la microgestión

Si observas que alguno de tus empleados centra sus estrategias de gestión en la microgestión, lo mejor es que le transmitas dos ideas fundamentales: que lo más importante es la productividad global y que delegar es importante para conseguir un mejor rendimiento por parte de los empleados.

Técnicas alternativas a la microgestión

Para conseguir aumentar la productividad, existen una serie de técnicas cuya eficiencia ha sido más que probada y que pueden ser una alternativa ideal a la microgestión. Una de ellas es la técnica Pomodoro, que tiene como objetivo lograr realizar las tareas que se hayan definido en bloques de tiempo de 25 minutos. De este modo, se puede validar la capacidad de producir controlando los progresos de los trabajadores en cada bloque de tiempo. 

Otra opción ideal es la Matriz de Eisenhower, que resulta especialmente interesante si los trabajadores tienen tendencia a dispersarse. Así, esta técnica les obliga a priorizar lo realmente importante. De este modo, se evitan pérdidas de tiempo en tareas que resultan poco rentables.

La microgestión es un modelo que aún se lleva a cabo, aunque se considera poco recomendable para el liderazgo empresarial. Por eso, lo ideal es que fomentes la implantación de otros modelos más flexibles que apuestan por aumentar la productividad y por centrarse en los aspectos que son realmente importantes para el buen funcionamiento de la empresa

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