Lorenzo Amor, presidente de ATA.
España necesita un giro radical en su política económica, con reformas estructurales de calado y una idea clara de hacia dónde enfocar nuestra economía para generar de nuevo confianza, que es la clave de nuestra recuperación económica. Aunque el cambio de Gobierno por sí mismo genere nuevas expectativas y reactive la economía en un primer momento, deben cumplirse dichas expectativas con medidas que resulten valientes y eficaces.
Estas actuaciones deben tener dos objetivos: austeridad en el gasto público y aumentar los ingresos incentivando la actividad de los únicos capaces de generar riqueza y empleo: los empresarios, especialmente los autónomos, que suponen más del 80% del tejido empresarial en España y cerca del 60% del empleo creado. Para ello, debe haber una apuesta clara por parte del nuevo Gobierno hacia el emprendimiento y, al mismo tiempo, la sostenibilidad de los propios autónomos.
Todas las medidas deben desarrollarse en base a un solo eje: garantizar la liquidez. La crisis ha frenado el consumo y ha agudizado la falta de crédito y la morosidad tanto pública como privada, afectando a aquellos empresarios que, por su dimensión, no tienen los recursos económicos para hacer frente a la falta de liquidez y, por tanto, a los costes de mantenimiento de sus negocios, a sus obligaciones fiscales y a las cotizaciones a la Seguridad Social. Estos tres factores son un «triángulo de las Bermudas» en el que cada día se estrellan más de mil autónomos.
Las administraciones públicas acaparan cerca del 70% del crédito disponible y, mientras los últimos datos muestran un aumento del 16% en el crédito para la Administración, en los autónomos disminuye un 4%. A esto hay que sumar un sistema fiscal no adaptado a la situación actual y que los autónomos han tenido que adelantar 1.800 millones de euros en concepto de IVA por facturas no cobradas, cuando las Administraciones les adeudan 15.000 millones de euros. En este contexto, o el próximo Gobierno actúa sobre estos factores y apoya a los autónomos o es imposible que desarrollen su actividad con normalidad y que la mantengan. Y flaco favor le estaremos haciendo a la sociedad y a las generaciones futuras si les dejamos caer y perdemos la oportunidad de establecer una verdadera cultura emprendedora y un modelo empresarial basado en el esfuerzo, la innovación, la cercanía y en la vertebración económica y social que suponen todos aquellos autónomos que cada día levantan la persiana de sus negocios.