La inteligencia emocional puede ser más difícil de evaluar que otras habilidades en el corto espacio de tiempo de una entrevista. El objetivo es detectar un perfil que se conoce a sí mismo, con sus fortalezas y debilidades, que empatiza con los otros y sabe gestionar sus emociones y trabajar en equipo. Estas 7 preguntas son brújulas para que puedas determinar si la candidatura cuenta con esta habilidad.
Relevancia de la inteligencia emocional
Entre las distintas inteligencias señaladas ya por Gardner, la inteligencia emocional está demostrando ser una de las habilidades más competitivas en los entornos cambiantes actuales. Goleman lleva décadas desarrollando este concepto. Suele ser definida como la capacidad del individuo por entender sus propias emociones, comprender y empatizar con las de su ecosistema, así como contar con la habilidad para responder ante ellas y gestionar su proyecto personal o su rol en un grupo. Cabe añadir la capacidad para comunicarse eficazmente y la gran adaptabilidad al cambio o a las diferencias.
El problema de las emociones es cuando duran demasiado o se expresan de manera exagerada. Una emoción tiene su propósito, pero luego termina y hay que seguir adelante. Si un trabajador puede expresar sus emociones de una manera saludable, mejorará su vida afectiva y familiar, pero también las relaciones laborales y de desempeño. Por tanto, contar con perfiles con inteligencia emocional contribuye a la felicidad de los empleados y al bienestar laboral.
Haz estas 7 preguntas para evaluarla
Una de las maneras para evaluar la inteligencia emocional es pasar un test con 20 preguntas aproximadamente. Si tuviera tiempo el reclutador, con una prueba así podría elaborar un informe basándose en cinco categorías:
- Autoconocimiento emocional (o conciencia de uno mismo).
- Autocontrol emocional (o autorregulación).
- Automotivación (incluye la autoestima).
- Reconocimiento de emociones ajenas (o empatía).
- Relaciones interpersonales (incluye habilidades sociales, asertividad y resolución de conflictos).
Sin embargo, para cada oferta de trabajo el número de candidaturas es progresivamente mayor. Además los procesos de selección cada vez deben ser más ágiles. Por lo que el entrevistador tiene poco tiempo para evaluar la inteligencia emocional del perfil. Por otro lado, las personas aspirantes a una vacante suelen haber practicado la respuesta a preguntas tradicionales del tipo: ¿Cuál es su mayor habilidad? La solución clásica es: “Me preocupo demasiado por el trabajo”. Además de atender a la comunicación no verbal y al tono del entrevistado, estas son otras preguntas que te servirán para detectar la inteligencia emocional de la candidatura:
- ¿Quién te inspira y por qué?
- ¿Podrías hablarme sobre alguna ocasión en la que hayas intentado hacer algo y no lo hayas logrado?
- Cuando has recibido comentarios negativos de tu jefe o jefa. ¿Cómo te has sentido?
- ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste avergonzado/a? ¿Qué ocurrió y cómo afrontaste la situación?
- ¿Podrías hablarme de alguna de tus aficiones fuera del trabajo? ¿En qué consiste?
- ¿Cómo podrías crear un mayor equilibrio en tu vida?
- ¿Cuál ha sido el momento profesional en el que te has sentido más orgulloso/a?