Contratación veraniega

No podemos hablar de recuperación, pero sí anticipar que este verano hará, sin lugar a dudas, más calor que el anterior en las grandes empresas de selección. Adecco, que cada año hace por estas fechas una previsión de la contratación estival, se muestra optimista y anticipa un crecimiento en el volumen de sus procesos del 10% (cerca de 125.000 contratos). Porque, pese a no alcanzar, ni de lejos, los niveles de 2008, desde donde las búsquedas terminaron reduciéndose en un 32% en menos de doce meses, la recuperación del empleo estacional será clara en los sectores del turismo, la hostelería y el ‘call center’ para, sobre todo, Levante, Andalucía, Cataluña, Madrid y las islas.

La gran diferencia que, sin embargo, se mantiene respecto a los años de bonanza es, como explica Teresa Rengel, directora de Servicios de Adecco, la duración de los contratos —»Antes se hablaba de periodo veraniego como tal y, ahora, sólo nos referimos a dos meses; la curva empieza en julio y acaba a principios de septiembre; cuando en 2008 podía llegar hasta octubre»— derivado del reajuste de la plantilla: «En la industria, la logística y el transporte se han visto obligados a reajustar vacaciones con lo que ya no son necesarias las suplencias de verano, que son cubiertas por los propios miembros de la plantilla».

Por puestos, el verano de 2010 volverá a buscar cocineros, camareros o recepcionistas de hotel con idiomas, pero también refuerzos para otros servicios derivados del movimiento vacacional; cajeros, dependientes, reponedores, montadores o auxiliares de administración, amén de los clásicos apoyos para campañas de marketing y lanzamiento de nuevos productos. Este último punto es el que Adecco aprovecha para señalar la gran tendencia de la temporada, los estrictos criterios de selección. «Por ejemplo, para las promociones ya no se están pidiendo ‘animadores comerciales’, sino vendedores con experiencia», comenta Rengel en clara alusión a que hoy hay más dónde elegir, porque a los demandantes de empleo estival típicos, los jóvenes estudiantes, se les unen los parados de larga duración, las amas de casa, los desempleados mayores de 40 años y los inmigrantes, que pueden aportar mayor cualificación y experiencia.

Desde Randstad, confirman la anterior realidad y la traducen en cifras: por cada oferta habrá, de media, hasta 68 candidatos, y los empleadores conscientes de ello y con una estrategia de negocio más clara, ajustarán la descripción de perfiles hasta límites insospechados. Por ende, estos se verán obligados a ser mucho más flexibles a la hora de imponer sus condiciones y valorarán, por encima de todo, el salario (en un 50% de los casos), que primará sobre las posibilidades de adquirir experiencia (19,43%).

Alfredo Loizaga, director regional de la Zona Norte de Randstad, hace una radiografía de estos nuevos temporeros: «Los menores de 30 y 35 años estarán mucho más abiertos a la movilidad que en años anteriores y sus perspectivas, pese a la crisis, serán más elevadas que en otros veranos». Loizaga se refiere a que, aunque la situación del mercado laboral es muy complicada, el tipo de perfiles que demanda la empresa de forma temporal es muy similar a los que podría pedir para otro tipo de contratación. «Y como la estructura de plantilla es ahora más ajustada, hay mayor oportunidad en términos absolutos de que se queden en la empresa», concluyen desde Randstad.