«Echo morro a la vida para encontrarme más cómoda»

Silvia Abril, actriz

De la mano de la parodia de personajes como Isabel Gemio, Mercedes Milá o Cayetana Guillén Cuervo —»la interpretación a la que le tengo más cariño»—, la actriz Silvia Abril (Mataró, Barcelona, 1971) se coló en la pequeña pantalla. Desde este fin de semana, y también gracias a una parodia, la que la película «Spanish Movie» hace del cine español siguiendo la estela del género ‘spoof’, la catalana presenta su primer papel protagonista en cine.

¿Cuál fue su primer empleo remunerado?
Fui dependienta de una tienda de muñecos de peluche en Mataró, en mi pueblo. Por las mañanas estudiaba Derecho y por las tardes me ponía a vender muñecos.

Finalmente abandonó la carrera de Derecho por el teatro
Sí, lo dejé al cuarto año. En cambio, el teatro nunca lo había abandonado. Mientras estaba en la universidad estudiaba en el Aula de Teatro de Mataró, hasta que se acabó mi curso y me ofrecieron presentarme a las pruebas del Instituto del Teatro. Entonces pensé, «¿qué hago yo en la facultad si lo que quiero es esto?».

¿Cómo había llegado a matricularse entonces en Derecho?
Lo había elegido para no dejar a mis amigos de siempre. No tenía en absoluto vocación de abogada. En realidad, creo que te toca elegir carrera muy pronto y en ese momento te mueves por otros impulsos como la inercia de lo que hace el grupo de amigos.

Comenzó con Comediants haciendo teatro de calle, ¿qué aprendió de aquello?
Con ellos actué por primera vez en público, en la clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Con Comediants trabajas directamente con el público, tenía que ser una desvergonzada y no me podía cortar. Por eso fue una escuela muy importante para mí, me ha ayudado a afrontar las cosas de cara, en todas las facetas de mi vida. Ayer mismo tuve una reunión y ¡recurrí a estas cosas!

¿En televisión también ha aplicado estas enseñanzas?
Claro, siempre le «echo patilla». Le echo morro a la vida para encontrarme más cómoda, y que los nervios no me jueguen malas pasadas. Luego la procesión va por dentro…

¿Qué significa el humor en su vida?
Toda mi vida he sido una payasa, da igual que esté en el médico, en un bar… En el rodaje de «Spanish movie» no paré hasta que hice partirse de risa al ayudante de producción [Gerard Verdaguer], que es un tipo muy serio y profesional. El humor es algo inherente a mí, lo significa todo en mi vida. ¡Es que no puedo evitar ser una payasa!

Si tuviera que elegir un momento crucial en su carrera, ¿cuál sería?
Cuando trabajé en El Burladero, un cabaré de sátira política que me permitió conocer a la gente de El Terrat. Ellos también han sido clave en mi vida profesional y personal. No sé si hubiera dado con la televisión si no hubiera sido por ellos.

¿Se reconoce en la chica que dejó la universidad por dedicarse al teatro?
Soy igual de gamberra, con algunas arrugas más y más experiencia. Mis amigas de entonces dicen que estoy más calmada. Quizá el volumen ya no está al nueve y no distorsiona tanto; estoy más bien en el seis.

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