Las empresas tóxicas son aquellas en las que la infelicidad, la insatisfacción y el miedo se palpan en el ambiente. En este tipo de empresas los trabajadores se sienten poco valorados y no se consideran parte de la organización.
Este ambiente enrarecido lleva a que la productividad de la empresa decaiga, las ausencias de los trabajadores se multipliquen, la desmotivación sea la tónica principal y la rotación de personal sea muy alta.
Cinco síntomas de una empresa tóxica
Por todas estas razones, se hace necesario analizar cuáles son los principales síntomas que identifican a una empresa tóxica.
- Constantes cambios de personal en la plantilla: Uno de los principales síntomas de una empresa tóxica es la falta de permanencia y estabilidad de los trabajadores que, ante la menor oportunidad, buscan una empresa mejor a la que marcharse. En este tipo de empresas, la rotación de personal es muy elevada.
- Jefes ausentes: Ten presente que cuando en una empresa los trabajadores no recuerdan cuándo fue la última vez que recibieron un reconocimiento positivo por parte del jefe, se muestra una falta de competencia en este puesto de responsabilidad. Su ausencia también se considera como algo tóxico. En cambio, una situación de presencia y cercanía se define como nutritiva.
- El temor se confunde con la autoridad: No solo existe el rol del jefe ausente, algunos directivos también confunden su rol de autoridad con la experiencia de ser temidos por los empleados. Por ejemplo, infundir el miedo al despido puede llegar a ser muy tóxico cuando se utiliza como una forma de chantaje.
- Los trabajadores son solo un número: Los empleados se sienten alienados en una empresa tóxica porque se sienten tratados como si fuesen máquinas. Es un método de trabajo totalmente impersonal que despoja a la mente y al corazón de cualquier signo de creatividad.
- Priman los resultados y no el equipo: Desde esta perspectiva, las empresas que adoptan esta filosofía de trabajo son tóxicas porque se obsesionan con los resultados, pero descuidan a las personas. Y desde esta premisa, la mayoría de los trabajadores terminan sumidos en una rutina de trabajo que trae consigo una mala convivencia y poco espíritu de equipo.
- Falta de comunicación: Se trata de que en una empresa los trabajadores no sean escuchados. Así, la dinámica de trabajo se resume en la esencia del rol de mando y el de la obediencia. No hay espacio para el diálogo y la recepción de nuevas propuestas.
- La motivación escasea y el desánimo “campa a sus anchas”: Cuando una empresa no cuida la salud emocional de los empleados durante la jornada laboral, estos desarrollan el síndrome del trabajador quemado, el estrés o el agotamiento psicológico. Desde esta perspectiva, en las reuniones de trabajo de una empresa tóxica no hay espacio para el feedback y el diálogo.
Qué hacer para solucionarlo
Una empresa en la que los síntomas anteriormente descritos son una constante está en gran peligro. Por ello, cuanto antes es necesario diagnosticar el problema de “toxicidad” para crear un plan de contingencia y solucionar el problema.
En este sentido, las principales acciones a llevar a cabo para dejar de ser una empresa tóxica son:
- Creación de puestos de empleo con condiciones de calidad.
- Fomentar la estabilidad laboral.
- Valorar el trabajo en equipo.
- Crear acciones para motivar a los trabajadores.
- Mejorar la comunicación interna.
- Fomentar la formación.
¡Cuida tu empresa y cuida a tus empleados!