Cuando un directivo, independientemente de su edad, se queda en el paro tiene que tener muy claro que, a partir de entonces, su principal trabajo será, ni más ni menos, que encontrar trabajo. La tarea probablemente se complicará y se volverá más ardua según se cumplen años, ya que la edad sí pesa a la hora de reintegrarse en el mercado laboral. Por este motivo, lo más importante es que la persona sea consciente de que está ante una nueva etapa de su vida profesional en la que tiene que dejar de lado los miedos y potenciar su espíritu emprendedor.
De hecho, una de las opciones más interesantes para los profesionales en paro con cierta edad es ser contratado para momentos puntuales, a modo de asesor o consultor. Se trata de buscar huecos en el mercado que puedan necesitar de sus servicios, es decir, que pueda exprimir su experiencia empresarial. Por ejemplo, puede ayudar a diseñar un plan financiero que sanee una deuda, reestructurar la cuenta de resultados o idear una estrategia concreta. Antes de ponerse manos a la obra conviene investigar exhaustivamente qué compañías pueden necesitar esa ayuda y proponérselo de manera espontánea. En este sentido, suele ser muy efectivo tener en mente a la competencia que ya se conoce.
Otra manera de demostrar que la experiencia es un grado y que, además, reporta interesantes beneficios al directivo, es colaborar con alguna universidad y, sobre todo, con escuelas de negocios; se puede participar en conferencias, impartir clases magistrales o acudir como profesor invitado. Por último, y como las oportunidades surgen de donde menos se espera, puede ser una buena idea repasar la agenda de contactos profesionales -también personales- y comentarles nuestra nueva situación.
En cuanto a la parte psicológica, que es la más difícil de superar, no hay que venirse abajo, hay que aferrarse a otros aspectos de la vida igualmente importantes y seguir siendo feliz.
Ignacio Gil-Casares
Socio Director de Spencer Stuart