Aquilino Lobo Panizo, jefe del Departamento de Planificación de UNESA, y Ángel L. Vivar, director de Recursos Energéticos y Medio Ambiente de UNESA, ofrecen una visión detallada de la situación por la que atraviesa en el sector de la energía en Europa y el panorama que se perfil para los próximos años. El artículo fue publicado en el número 23 de los Cuadernos de Energía, editados por el Club Español de la Energía, Garrigues y Deloitte. Extraemos los ideas más interesantes:
[…] Uno de los puntos débiles de la Unión europea actual, UE-27, es la escasez de reservas de combustibles fósiles, principalmente en lo que a petróleo y gas se refiere. De hecho, a finales de 2007 y frente a los mundiales, las reservas probadas de petróleo de la UE representaros el 0,5%, las de gas natural el 1,6% y las de carbón el 3,4%. La mayor parte de las reservas de petróleo están concentradas en el Reino Unido, las de gas lo están en Holanda, Rumania y el Reino Unido, y las de carbón se extienden por nueve países de la UE-27 concentrándose el 50% en Polonia y Alemania.La Comisión Europea mantiene un ojo avizor a la dependencia de las importaciones de gas y petróleo y está impulsando continuamente medidas encaminadas a asegurar el abastecimiento de dichos combustibles y de electricidad. En el mes de noviembre de 2008, la Comisión Europea emitió su segunda Revisión de la Estrategia Energética Europea con un Plan de Acción de Seguridad y Solidaridad Energética de la UE. Entre los elementos que configuran el plan se encuentran actuaciones destinadas a ampliar y mejorar las infraestructuras de gas y electricidad, tanto internas como externas.
La integración de los mercados regionales de la UE-27 contribuirá de una manera fundamental a reforzar la seguridad de suministro. La ampliación de las interconexiones transfronterizas y de las redes transeuropeas no solo impulsará el desarrollo del mercado interior de gas y electricidad sino que, en el caso de la electricidad, facilitará el desarrollo de los recursos de energías renovables existentes en los países de la UE, como la eólica marina en el Mar del Norte y en el Mar Báltico y la eólica y solar de los países mediterráneos y el Norte de África. Otro de los elementos del citado plan son las relaciones externas de la UE impulsando una diplomacia energética encaminada al desarrollo de acuerdos y alianzas con países productores, de tránsito y consumidores. En cuanto al gas se refiere, el interés de la Comisión europea se centra en la traída del gas del as regiones del Caspio, Oriente Medio, Rusia y Norte de África mediante gasoductos y terminales de gas natural licuado.
[…] Los gobiernos de los estados miembros han de jugar su papel con voluntades política para eliminar barreras a la construcción de interconexiones transfronterizas y nuevas líneas, facilitar la armonización y compatibilidad de los sistemas, reducir incertidumbres regulatorias, agilizar los procesos de planificación y autorización y aplicar políticas de precios que reflejen costes y den viabilidad a las inversiones a largo plazo que se ha de realizar. […] El consumo de energía de la industria europea ha bajado y así ha sido en los países analizados excepto en España e Italia; esta bajada ha sido compensada con los aumentos de consumo de los sectores residencial, servicios y sobre todo del transporte en los siete estados considerados y en el conjunto de la UE. Estos resultados y la ganancia registrada en la eficiencia energética se deben a una lista larga de factores entre los que cabe indicar: el aumento de la población, cambios estructurales con la reducción de la producción de productos intensivos en energía, el aumento de viviendas y edificios comerciales y de oficinas y el aumento del transporte de personas y mercancías. […] La mejora de eficiencia energética en general, y en el uso final en particular, es un instrumento clave para el logro de los objetivos de sostenibilidad, seguridad de suministro y competitividad de la política energética Europea. El potencial de la mejora de eficiencia energética es muy importante y, para impulsarla, la Comisión Europea ha propuesto fijar un objetivo indicativo de mejora del 20% para el año 2020. A su logro contribuirá el continuo proceso de mejora en el sector transformador de la energía y el resto del sector industrial, implantando las mejores tecnologías disponibles, y una serie de medidas encaminadas a explotar el potencial de eficiencia en el uso final de la energía entre las que cabe citar: la revisión de códigos de edificación y la expansión del etiquetado y estándares de eficiencia de equipos de uso final; la adopción de iluminación eficiente; la reducción del consumo específico de coches y camiones y la promoción de transporte más eficiente, como el tren eléctrico y los vehículos híbridos; la promoción de electrotecnologías eficientes como es el caso de la bomba de calor; y sobre todo la concienciación del consumidor y la aplicación de precios que realmente reflejen los costes. […] De cara al futuro ya se han fijado objetivos obligatorios para el 2020 consistentes en una reducción del 20% de las emisiones de efecto invernadero con respecto a 1990 y de una participación del 20% de las energías renovables en el consumo de energía que podría ser del 35 al 40% para la electricidad generada con renovables. El logro de dichos objetivos requiere grandes inversiones y un marco transparente y ágil que las facilite, minimizando los riesgos regulatorios y simplificando los procesos administrativos de autorización y licencia. La integración de las políticas energética y medioambiental debería llevarse a cabo de manera que se asegure la consistencia entre ellas y procurando la proporcionalidad en los esfuerzos inversores que han de realizar los sectores afectados. Se puede concluir indicando que el sector energético de la UE, y en particular el eléctrico, ha continuado su desarrollo en un cambio de entorno caracterizado por la liberalización de los mercados energéticos y condicionantes de las políticas energética y medioambiental. Los Estados miembros de la UE han continuado e intensificado la diversificación de fuentes energéticas y tecnologías cuya contribución a la mejora de la seguridad de abastecimiento energético irá aumentando a medida que progresa la integración de los mercados. Para asegurar la diversificación energética de debería mantener la puerta abierta a todas las opciones energéticas, continuar con la diversificación de orígenes y rutas de abastecimiento de combustibles. A ello ayudará un marco claro y una diplomacia energética que favorezcan y aseguren las inmensas inversiones que requiere la seguridad de abastecimiento energético de la UE.