Un trabajador de la fábrica petroquímica de Vynil en Sardina (Italia) mira a través de la puerta de la celda de la prisión de l’Asinara donde él y muchos de sus compañeros se han encerrado en protesta por  los recortes de personal que esta empresa ha llevado a cabo durante los últimos cuatro meses. La reducción de operarios, en su opinión, conduce a un riesgo mediambiental importante. Cualquier accidente obligaría a muchos de los habitantes de la región a recluirse o cambiar de domicilio.