Tener previsto quien ocupará el mando de la compañía en caso de que el principal directivo dimita o sea cesado fulminantemente parece algo imprescindible en cualquier empresa para que llegado el momento no se produzcan situaciones de incertidumbre. Sin embargo, según una encuesta efectuada a ejecutivos por Korn/Ferry Internacional, gran parte de las compañías no están preparadas para la sucesión en el Comité de Dirección.
Según revela el estudio, un 59% de los máximos ejecutivos sí que conocía personalmente a su sucesor, sin embargo un 41% de los principales directivos afirma no tener sucesor, ni tener identificada a la persona que ocuparía su posición si dimitiera repentinamente. Y esta situación se produce a pesar que de que 68% de ellos reconoce que tal escenario haría mucho daño a su organización.
En la misma investigación, otro 59% de altos directivos (sin la máxima responsabilidad) afirma que su compañía no tiene definido un plan de sucesión de forma estructurada, frente a un 33% que sí lo ha hecho y un 7% que reconoce no tener información sobre ello. «La planificación de la sucesión del Comité de Dirección es uno de los capítulos más importantes dentro de cualquier organización y de su Consejo de Administración», explica Carlos Alemany, director general de Korn/Ferry.
Los resultados indican además, que un 44% de las compañías no piensa ni prevé la posibilidad de que sus presidentes o directores generales (ejecutivos) dimitan de un día para otro. En tal escenario, casi ese 50% no sabría quién asumiría las riendas de su empresa. Cuando se les preguntó a los ejecutivos encuestados, si sabían quién asumiría en ese caso el liderazgo de la compañía, sólo un poco más de la mitad (56%) afirmó que sí.
Lo riesgos de no tener un plan de sucesión se reflejan en las respuestas de estos altos ejecutivos. El 68% afirmó que la salida de su actual consejero delegado o de su director general podría ser muy perjudicial o bastante perjudicial para la compañía. Sólo el 21% comentó que no sería perjudicial, mientras que el 11% consideró que sería hasta beneficioso.
«A pesar de que los datos son lo que son, existe un buen número de máximos ejecutivos que apuesta y confían más en que su sucesor proceda y se desarrolle en la propia organización para poder ocupar su puesto, si bien muchos ejecutivos creen en los planes de sucesión desde una visión amplia del mercado de directivos», concluye Carlos Alemany.