Por Pablo Bernad, socio director de Spencer Stuart
No se nos puede escapar que, ante todo, el currículum de un directivo no es más que una guía para que el consultor, a lo largo de un futuro proceso de entrevistas o de toma de referencias, pueda seguir los pasos de ese candidato. Dicho esto, ¿qué nos suele gustar leer en el CV de un alto ejecutivo? Adicionalmente a lo que es obvio -las compañías en las que ha trabajado y el nombre de sus cargos-, lo que más valoramos es que se incluya una breve descripción de la experiencia en cada puesto. Es decir, qué tipo de logros se deben a su gestión y, si se puede, su cuantificación, aunque a veces la mayor aportación de un directivo no se lee en las cifras económicas sino en el día a día de la empresa. Pero tan importante como entender lo que el profesional ha aportado en cada etapa es saber en qué aspectos se ha enriquecido, qué ha aprendido. Y eso también nos gusta verlo. De igual manera es interesante reseñar por qué se ha cambiado de cargo o de compañía.
Algo que no se suele especificar en los currículums son los errores, pero los headhunters siempre preguntamos por ellos. La forma de describirlos te da mucha información cualitativa: hay directivos que tienen una capacidad de seguir aprendiendo y seguir mejorando y no les importa reconocer que han cometido errores y hay otros que temen que a través de sus faltas se puedan traslucir sus flaquezas. Por último, cada vez más, les animamos a que insistan en su experiencia internacional.
Frente a esto, el CV que no queremos encontrarnos es el que carece de los aspectos anteriores: el que no explica los cambios, ni te enseña un progreso profesional. Y, por supuesto, como en cualquier otro nivel, hay que cuidar el estilo. No nos importa que la persona sea o no un gran literato, nos importa el contenido, pero un estilo cuidado refleja el interés y la dedicación de ese profesional.