Juan José Azcárate, director general de CCC

«Un día mi abuelo, que fue el fundador de CCC, me dijo: «¿De verdad quieres ser abogado? ¿Pero para qué? Si yo soy el único que te puede enseñar algo útil en la vida». Juan José Azcárate (San Sebastián, 1944) no se lo pensó dos veces. «Yo le adoraba. Para mí era una inspiración brutal: un hombre que empezó de cero «patatero», que se fue a Francia con lo puesto para no hacer el servicio militar». De importador de productos agrícolas españoles a la ruina total por intentar entrar en el negocio del vino, vuelve a empezar desde el principio, esta vez en Inglaterra «con mi madre y mi abuela». La guerra fue el detonante de su negocio: «Cuando termine no habrá profesores de idiomas», pensó e, inspirándose en la fábrica de discos Columbia de San Sebastián, decidió crear la primera empresa de formación a distancia. A los programas de inglés siguieron los de francés. «Mientras tanto, Víctor Zabala fundó la Academia CCC: Cursos Comerciales por Correspondencia. El presidente de Columbia fue quien puso en contacto a mi abuelo y a Zabala. El resto es historia.

Dejando a un lado vocaciones anteriores —»quise ser periodista y empecé Derecho»—, Azcárate decide acompañar a su abuelo en su proyecto. «Era un hombre ilusionante, que generaba positivismo. Cumplía a rajatabla el «ni miedo, ni pereza, ni vergüenza» que, según un amigo mío, debe regir la educación de nuestros hijos. Empecé a trabajar con él y a estudiar por las tardes Empresariales, cursos de Márketing… Cuanto más trabajaba, más cuenta me daba de las carencias que tenía, así que nunca dejé de estudiar». Los cursos CCC fueron ganando fama y alumnos. «Éramos muy creativos: fuimos pioneros en informática. En los años 65 ó 66, cuando la gente decía: «Mar ¿qué?», hicimos el primer curso de Márketing».

En paralelo, Azcárate dio rienda suelta a su creatividad: «He enredado en muchas cosas en mi vida. Fui socio de una agencia de publicidad: Contrapunto; creé Dimensión Marketing Directo junto a Santiago Rodríguez, una referencia del sector… Eran los primeros ochenta y el anuncio era: «La primera agencia de Márketing del Norte de España. La segunda no existe». Por el camino, varias crisis amenazaron a su compañía, pero lograron vencerlas. «Aprendí que de ellas no se sale echando a gente a la calle, sino con innovación e ideas».

En 1979, se produce un punto de inflexión en su carrera: el fundador de CCC muere «con las botas puestas». Sus herederos continúan su camino apostando por la innovación. «Fuimos fundadores de la Asociación Española de Comercio Electrónico», iniciativa que llegó a presidir: «Si no hubiese estado en este entorno, seguramente hoy CCC no existiría». También supieron anticiparse a las necesidades de los inmigrantes «y a sus inevitables ganas de formación para incorporarse a la sociedad» y, últimamente, se han lanzado al mercado chino «para enseñarles inglés».

Y hoy, «con más 40.000 alumnos y 15.000 nuevos estudiantes al año«, ¿qué curso le queda por inventar? «Lo que de verdad me gustaría es poder entrar en el ámbito universitario», explica sin perder la sonrisa que le ha acompañado a lo largo de toda la entrevista.

«Creo en «Sonopros»: «Soluciones, no problemas»
«Mi abuelo hacía cosas extrañas porque tenía una creatividad fantástica. Siempre se salía de los caminos y le daba sentido a todo». La innovación, la creatividad, están muy presentes en la conversación del primer ejecutivo de CCC. ¿Y cómo se fomenta ese aspecto en una empresa como la suya? «Conectando con personas que ni trabajan en mi mundo, ni en sectores que se parezcan, ni piensan como yo, pero que me ayudan a ver cómo están las cosas». «Aquí está prohibido decir: «Es que siempre lo hemos hecho así». Creo en «Sonopros»: «Soluciones no problemas».

A la hora de hacer equipo, Juanjo Azcárate apuesta por gente diferente, «con buen humor. En la NASA miden el «coeficiente de optimismo» a las personas que van a entrar a trabajar. Si tienes un buen coeficiente, entras. Si no, no». Y además de optimismo y sentido del humor, ¿Qué cualidades debe reunir un líder? «Debe ser una persona inspiradora». «Mi hija María dice que hay varios tipos de jefes y que yo soy del tipo capellán: que cuando pide parece que da».

Azcárate admira a sus alumnos: «Estudian porque eso les cambia el «chip». Es como los inmigrantes en España, personas que vienen a recuperar el control de su vida».

«¿Un deseo? Longevidad ilusionada y saludable»
¿Y qué le gustaría que le deparara la vida? «Pues longevidad ilusionada y saludable». «Me gustaría transmitir a mi nieto, que tiene 15 años, que le va a tocar vivir 100 años: ellos tendrán que ser capaces de echar gasolina a sus vidas durante un montón de años porque no se van a jubilar a los 65».

«Perfeccionista y poco orgulloso», «Juanjo» Azcárate afirma que el rasgo fundamental de su carácter es la voluntad, algo que no tenía de chico ni de joven, y que fui descubriendo que era lo único que me podía sacar de todo. Voluntad hasta la tozudez«, puntualiza riendo.