Andoni Ferreño, actor
 
El primer programa que Telecinco emitió en directo tenía como presentadores a dos jóvenes actores, Andoni Ferreño y Silvia Marsó. El Telecupón lanzó a la fama al actor vasco, que tuvo que aprender a ser reconocido por la calle y señalado con el dedo. Así empezó un idilio con la televisión que más tarde interrumpió para volcarse en su gran vocación, el teatro. Desde hace un año y medio, Andoni Ferreño (Ermua, Vizcaya, 1965) recorre España con su último proyecto teatral: «Mujer busca hombre que aún no existe», que ahora se representa en el Teatro Amaya de Madrid.
 
¿Cuál fue su primer empleo?
Un anuncio de yogures para televisión que se rodó en Ibiza allá por el año 1988. Yo estaba a punto de terminar Arte Dramático y me pagaron 100.000 pesetas de las de entonces, que ya era un dinero. Mi representante se llevaba su 15%, y recuerdo que nos repartimos el dinero junto a una papelera de la Plaza de Colón, en Madrid.
 
¿Por qué empezó la carrera Periodismo?
Yo hice dos años de Periodismo, pero nunca tuve vocación. Fue una manera de ganar tiempo para convencer a mis padres, que no me dejaban estudiar Arte Dramático. En segundo lo dejé y me presenté a las pruebas de acceso a la RESAD [Real Escuela Superior de Arte Dramático].
 
¿No ha desempeñado ningún trabajo fuera del mundo del espectáculo?
No, yo nunca he trabajado fuera de este mundo, porque tengo unos padres maravillosos que apostaron mucho por mí. Mi padre, con un sacrificio horroroso porque es albañil, me pagaba un sueldo todos los meses. En los tres años de carrera en Madrid, hasta que hice ese anuncio, ellos me mantuvieron; decidieron que estudiara y no perdiera el tiempo.
¿Por qué envió una foto a Adolfo Marsillach al poco de llegar a Madrid?
Por pura y dura ignorancia. En aquel momento él dirigía una gran compañía de teatro, necesitaban actores jóvenes y yo estaba empezando. Entonces me fui al fotográfo del barrio y me hice cuatro fotos casi de tamaño carné. Cogí una y, por detrás, apunté mi dirección y el número de teléfono de un amigo, porque yo no tenía.