Contar con empresas como Google o Intel como aval anima a utilizar sus metodologías. El método OKR es muy útil para marcar objetivos, evaluar su cumplimiento y controlar el seguimiento de manera periódica. El planteamiento es sencillo y gira en torno a resultados clave cuantificables perseguidos en tiempos concretos. El principal valor de este método OKR es su capacidad para alinear al equipo.
Claves del método OKR
De la misma manera que los KPI facilitan la gestión de proyectos y equipos, con la metodología OKR, es decir, Objectives Key Results, enfocarás la hoja de ruta y optimizarás su evaluación y seguimiento. El primero en desarrollarla fue el CEO de Intel Andrew Grove, partiendo de los objetivos SMART.
La principal ventaja de esta herramienta es que permite aumentar la claridad, el foco y la participación del equipo en la consecución de objetivos. El planteamiento es sencillo: vincularlos con resultados clave medibles, asignando una puntuación y actualización trimestral.
Andrew Grove destaca dos preguntas que van a guiar y fundamentar la definición de objetivos, como si de un dibujo con perspectiva cónica se tratase. El punto de fuga se sitúa en la composición cuando respondes a:
- ¿A dónde quiero ir?
- ¿Cómo voy a saber si estoy llegando allí?
Así, los ejes sobre los que debes trabajar son: objetivos, resultados clave e iniciativas, que describen las tareas a realizar para alcanzar esos resultados ambiciosos, medibles de la manera más objetiva y lo más específicos posibles. Precisamente, la sencillez del planteamiento la convierte en accesible y comunicable a todos los niveles. Y además resulta productiva para empresas de todo tipo, desde startup hasta gigantes como Twitter.
Con un ejemplo lo vas a ver muy claro. Un objetivo podría ser “mejorar la experiencia del cliente”, y para ello buscarás alcanzar los siguientes resultados:
- Aumentar el tráfico de visitas.
- Conseguir más comentarios positivos sobre la experiencia.
- Registrar encuestas de satisfacción.
Estos resultados clave implican ciertas tareas concretas y suponen tiempos determinados. Por ejemplo, podrías definirlas mensualmente.
Tips para la redacción de objetivos
En primer lugar, el éxito de esta metodología pasa porque todo el equipo esté alineado. Para ello, es recomendable que participen en la redacción de los OKR. Aquí puedes leer algunas recomendaciones:
- Escribe de 3 a 5 objetivos pues definir más es contraproducente.
- Usa un estilo desafiante con expresiones aspiracionales.
- Utiliza palabras concretas y ajustadas a tu proyecto o empresa, evitando las expresiones vagas como “seguir creciendo”.
- Asigna un valor medible a los resultados vinculados a los objetivos. Atención: si la redacción contiene un verbo, seguramente estés hablando de iniciativas y no de resultados clave.
- Como en los chistes, el final es lo mejor, es decir, el cierre y consecución debe estar claro para todo el equipo.
A pesar de que la nomenclatura no lo recoge, la función más valiosa del método OKR es la de alinear el capital humano. Lograr que todos los empleados se enfoquen hacia una misma meta, enriqueciendo las sinergias y posibles articulaciones tanto entre individuos como entre departamentos.