Al llegar la pandemia pudimos constatar las posibilidades que ofrece el teletrabajo con las políticas de home office que se desplegaron. Ahora, dos años y medio después, estamos ante un momento crucial. Queda pendiente hacer del home office un elemento verdaderamente estratégico, diferenciador de las empresas. Quizás haya que perfeccionarlo más para que, a su vez, aporte mejoras en las condiciones de trabajo de millones de personas. Pero ¿Cómo hacerlo?
Motivos que lastran la implantación del home office
Por citar algunas causas, podríamos hablar de un claro déficit tecnológico y formativo, de caóticos modelos organizativos o de un mal uso de la potencialidad que ofrece. En plena pandemia, las empresas aprovecharon las posibilidades del trabajo a distancia, pero la transición real no se ha desarrollado del todo. En la mayoría de los casos, las jornadas mixtas (4/1 o 3/2) han sido los únicos (y también complicados) avances reales en esta dirección.
Es posible que el principal motivo de esta reticencia obedezca a cuestiones de orden cultural. En España, la mayoría de las empresas siguen apostando claramente por la presencialidad. Estar en la oficina es todavía sinónimo de productividad, a pesar de que muchos estudios reflejan lo contrario. Son los modelos que apuestan por el trabajo por objetivos, el liderazgo compartido o la flexibilidad y el dinamismo los que retienen talento y aumentan los niveles de rentabilidad y productividad. Pero ¿Qué puede hacer una empresa para avanzar en este sentido?
Acciones básicas para implantar una política de home office
Las compañías pueden mejorar mucho su política de home office si se deciden a implementar unos pocos y sencillos cambios. Algunos de los más comunes son los siguientes:
- Plataformas tecnológicas adaptadas al perfil de empleado: si queremos que el nivel de productividad de nuestro equipo no disminuya cuando trabaja desde casa, debemos ofrecerle las herramientas y tecnología adecuada. Escoger aplicaciones seguras y contrastadas. Que potencien el trabajo compartido y la comunicación directa. Este tipo de software aportará fiabilidad y será un perfecto aliado de la empresa.
- Procedimientos claros y pensando en el equipo: es una tarea básica de la empresa establecer un procedimiento de teletrabajo sin ambigüedades, fácil de cumplir, bien estructurado y que tenga en cuenta medidas de conciliación para los empleados. Además, cada trabajador debería conocer su nivel de responsabilidad tecnológica si participa habitualmente de este modelo.
- Seguridad en el teletrabajo: otro aspecto básico es el de la seguridad. Las empresas deben gestionar con rigor los procesos de intercambio de información que se producen fuera de la oficina y establecer una modalidad de home office fiable para todos.
- Supervisión: las empresas que así lo estimen oportuno pueden establecer elementos de supervisión del trabajo también fuera de la oficina. Aplicaciones de fichaje de horas, comunicaciones internas, informes o reuniones periódicas son acciones encaminadas a este objetivo.
Por lo tanto, establecer una sencilla política de home office ayudará a solventar los posibles obstáculos. La empresa, además, debe ser rigurosa con lo estipulado por ley. Por ejemplo, definir el equipamiento que aporta y qué gastos asociados al teletrabajo asume (conexión a internet, gastos de luz, agua, etc.) serán aspectos básicos para crear el mejor marco posible al home office de la empresa.