Hace unos días se celebró en Madrid «Spain Startup & Investor Summit», un punto de encuentro –organizado por Infoempleo, el Instituto de Empresa y FCP– entre inversores internacionales y emprendedores españoles. Durante los dos días que duró el evento, se acercaron a dar ánimos a los futuros empresarios la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el vicepresidente de la Comisión Europea, Antonio Tajani; la alcaldesa de Madrid, Ana Botella; y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Un total de 50 empresas de reciente creación y gran potencial aprovecharon este gran escaparate para ‘hacer negocios’ y vender su idea a los inversores, al ritmo de una banda de rock en directo. La inmensa mayoría de los proyectos presentados tenía como base las nuevas tecnologías y las redes sociales y solo unos pocos se decidieron a dar a conocer negocios más tradicionales, aunque modernizados. Así, se pudo ver una marca de chocolates gourmet, una tienda de juguetes para niños o una cafetera expreso sin cables.
En efecto, en los tiempos que corren no parece muy atractivo sacar adelante una empresa de las de «toda la vida», basada en la agricultura o en el comercio tradicional. Estamos en la era de las nuevas tecnologías e Internet manda en los negocios. «Estos emprendedores son poco atractivos mediáticamente. Queda muy bien decirque has inventado algo relacionado con las TIC: es como descubrir un nuevo continente. Pero no hay que olvidar que el PIB lo sustentan los sectores tradicionales », explica David Alva, presidente de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (CEAJE).
Una máxima para sobrevivir en un mundo tan competitivo como el de los negocios está en ofrecer algo nuevo, y esto es aún más necesario en el caso de los emprendedores tradicionales. «Hay que fijarse en qué puedo mejorar y qué otros sectores son mejores que yo», dice Carlos Tapiador, emprendedor y fundador de Contygo, una plataforma de asesoramiento a emprendedores. Así, dice, el mundo inmobiliario puede aprender del sector de los servicios, el de servicios tradicionales del sector de lujo… «A menudo es más útil dar un giro de ingenio y creatividad que hacer una gran inversión», explica Tapiador, y aconseja no pensar en mercados masivos, sino en nichos. «Es mejor ofrecer una experiencia especial o diferente a un grupo, que a mucha gente». Y, por supuesto, estar cerca del consumidor. «Hay que saber comunicar a tu público, a tus clientes potenciales, qué es lo que ofreces, qué vendes. Si tu discurso se centra en lo que necesita el cliente y asumes su experiencia de uso, eres un emprendedor de vanguardia», dice Tapiador.
Aunque estamos acostumbrados a escuchar esta palabra en el ámbito de las nuevas tecnologías, la innovación no tiene por qué significar un gran despliegue tecnológico. Como explica David Alva, de CEAJE, «la innovación debe ser algo continuo en la empresa, y esto significa, por ejemplo, montar el negocio en un lugar donde no hay ninguno parecido, como poner en marcha una guardería en un barrio donde no la hay».
La clave, la inversión
La principal dificultad a la que se enfrentan los emprendedores no tecnológicos es la financiación. Es la piedra de toque de todo «valiente» que se lanza a crear hoy en día una nueva empresa, pero en el caso de los sectores tradicionales es el lastre que puede acabar con el sueño. Al fin y al cabo, para abrir una empresa en Internet sin muchas pretensiones solo necesitas un ordenador y una conexión. «Las principales dificultades a las que debe hacer frente un emprendedor vienen dadas por el acceso a la liquidez, actualmente muy restringido. En sectores no tecnológicos, hoy en día es difícil sacar al mercado todo lo que no sean bienes o servicios de lujo. En cambio, en sectores tecnológicos la inversión está mucho más clara», observa Carlos Tapiador, responsable de Contygo. David Alva, presidente de CEAJE, coincide con él, pero se queja también de las cuotas de autónomo que es necesario pagar en España, «las más altas de Europa».
Al final, todos estos consejos deben estar reflejados en lo que se considera el germen de toda aventura empresarial: buen plan de negocio, que una herramienta clave a la hora de poner en marcha una empresa, según los expertos. A la hora de elaborarlo, «hay que tener muy claro no lo que quieres vender, sino por qué te lo van a comprar», dice Tapiador. Después, solo hace falta lo que todos sabemos: «Una buena dosis de ilusión y esfuerzo», concluye Alva.