Informaticos

Ahí los tienen, confinados en el sótano de Industrias Reynholm. Los chicos de la fotografía, Roy Tenneman y Maurice Moss, los informáticos, van por libre y desprecian la impericia tecnológica de sus compañeros. «¿Has probado a apagar y volver a encender?», preguntan a todo aquel que acude en su ayuda. La serie de televisión ‘Los informáticos’ explota todos los tópicos en torno a una profesión que parecía a punto de morir de éxito en la década de los noventa, sobrevivió a la crisis de las ‘puntocom’ que inauguró el siglo XXI y que ahora, en plena debacle económica, mantiene el tipo con relativa dignidad. En su estudio sobre salarios y política laboral correspondiente a 2009, Aetic (Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones de España) avanza que en 2010 el sector creará empleo. Los pronósticos hablan de un crecimiento en las plantillas de un 4,3%, una cifra modesta, pero más que significativa en un contexto de crisis como el actual. «2009 fue el peor ejercicio de nuestra historia —asegura Jesús Banegas, presidente de Aetic—. Nunca desde 1970, año en que empezamos a recopilar información, el sector había decrecido. El año pasado, sin embargo, la actividad cayó un 9% y el empleo, un 5%. El gasto en I+D, sin embargo, creció un 3%. Si los demás sectores amortiguaran como nosotros los malos datos, otro gallo nos cantaría».

El informe correspondiente a 2009 de Asimelec, la asociación de importadores de productos de electrónica, también certifica una caída en la actividad del macrosector TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación): un 7% respecto a 2008, lo que se tradujo en unas pérdidas de 5.000 millones de euros de facturación. Sin embargo, los datos del primer trimestre de 2010 muestran un cambio de tendencia, porque la venta de material, ya sea ordenadores, televisiones o teléfonos móviles, ha aumentado casi un 20% respecto al mismo período del año anterior, y la cifra de negocio, un 4,3%.

«Cuando se reactive la economía, empezaremos a vivir un problema creciente de falta de personal, sobre todo de los profesionales más cualificados, como los expertos en ‘minería’ o gestión de datos, seguridad informática o consultoría de negocio», afirma Luis Fernández Sanz, profesor de Ciencias de la Computación de la Universidad de Alcalá de Henares y miembro de la junta directiva de ATI (Asociación de Técnicos de Informática). «Salvo en la crisis de las ‘puntocom’, cuando alcanzamos tasas de desempleo del 4% que afectó a personas de entre 38 y 45 años, nuestra profesión nunca se ha visto afectada por el paro. Ahora, sin embargo, nos encontramos con profesionales de entre 50 y 55 años que deben reorientar su carrera porque han sido víctimas de ERE. Las empresas los han sacado del mercado con el objeto de incorporar savia nueva que entra con salarios más modestos. Muchos de ellos se hacen autónomos. Por su parte, los nuevos egresados tardan entre cuatro y seis meses en encontrar su primer empleo», dice Adrián Nogales, secretario general del Colegio de Ingenieros de Telecomunicación.

Productividad

Dados los sustanciosos aportes de las TIC a la productividad —un reciente informe de la Comisión Europea calcula que a ellas se debe la mitad del crecimiento de la productividad que ha conseguido Europa en los últimos 15 años—, ni la UE, que pondrá en marcha su agenda digital en breve, ni España pueden permitirse un estancamiento en el mercado laboral de las telecomunicaciones. La carrera es imparable y, pese a la crisis, gobiernos y asociaciones empiezan a mirar al futuro y a preocuparse ante la escasez de vocaciones tecnológicas.

Aunque el presidente de Aetic se refiera a su sector como la «quintaesencia del mercado laboral» —porque más del 85% de los contratos son indefinidos, la remuneración supera a las de otras actividades económicas y sus profesionales se recolocan más fácilmente—, los jóvenes con vocación de ingenieros prefieren, muchas veces aconsejados por sus padres, la estabilidad de una ingeniería generalista como Industriales. «A partir del año 2001 los niveles salariales cayeron bastante, y los padres de los candidatos les hicieron ver que una carrera a la que había que dedicar tanto esfuerzo no les recompensaría rápidamente», comenta Adrián Nogales, que fue testigo de la época más gloriosa de las telecomunicaciones, cuando a principios de la década de los noventa proliferó el número de escuelas, hasta llegar a 31, y el número de recién graduados superó los dos mil al año en vísperas del efecto 2000. «En los últimos años la caída de matrículas en algunas escuelas ha sido espectacular», certifica Nogales, para quien el repunte de la profesión siempre se asocia a una nueva revolución tecnológica. Ahora hay dos pendientes: el despliegue de la fibra óptica y pasar de las redes móviles 3G a la siguiente generación.

Luis Sanz, por su parte, apunta varias razones para explicar la escasez de vocaciones tecnológicas, entre ellas, la tendencia de las empresas a igualar a profesionales de distinto nivel cuando están empezando, y el excesivo castigo que se propinó al sector tras el estallido de la ‘burbuja’ tecnológica.

Para fomentar el interés de los jóvenes por las profesiones relacionadas con el sector TIC, la Comisión Europea ha auspiciado la campaña e-Skills. En España, la encargada de su puesta en marcha es Aetic, que el pasado mes de marzo organizó una serie de encuentros en los que participaron empresas, centros de formación y escolares de entre 13 y 14 años. Para su presidente, Jesús Banegas, la baja retribución de los ingenieros españoles —el primer sueldo de un ingeniero de Telecomunicaciones en una empresa TIC está en 25.000 euros al año— y el pequeño tamaño de la industria tecnológica española ejercen un efecto disuasorio en las futuras matrículas.