Un buen coach ayuda a transformar la manera de entender y percibir el mundo que nos rodea para conseguir las metas que uno se proponga. Ese mismo buen coach es el que conoce los fundamentos de su disciplina, es capaz de llevarla a la práctica y tiene, además, una serie de cualidades que lo ayudan en el desempeño de su tarea.
Tu libro tiene una portada muy sugerente, con un árbol inscrito en una bellota.
Sí, es para ilustrar la metáfora de Karen Horney, según la cual las personas son como una bellota, que contiene en su interior el potencial para convertirse en un majestuoso roble. Esa es la base del coaching y en el libro profundizo en sus raíces para encontrar su origen.
En tu libro dedicas todo un apartado al perfil del coach. ¿Qué define al buen coach?
Siguiendo con la metáfora, he desarrollado el roble de competencias del coach. Incluye, por un lado, la gestión de uno mismo; por ejemplo, el autoconocimiento, la gestión emocional y la automotivación. Por otro lado, comprende otras competencias, como la empatía y la comprensión para poder escuchar y explorar lo que cuenta el cliente. Hay un tercer grupo de competencias que son las propias del coach de equipos, que además debe tener ciertas bases de conocimiento de la dinámica de grupos y habilidades de facilitación.
El coach que empieza ¿cómo sabe que está preparado para dedicarse profesionalmente a este campo?
Junto con mi colega Iván Gandía, hemos elaborado un potente cuestionario sobre el perfil de competencias del coach. Lo explico en el libro y también está disponible on line, de tal manera que el que acceda puede autoevaluarse. Esta herramienta le dará la posibilidad de comprobar en qué áreas está más fuerte y cuáles son las que debe desarrollar. Puede incidir en ellas con los ejercicios que se proponen en el libro.
Te respalda una larga trayectoria tanto profesional como académica. ¿En qué momento decides volcar tus conocimientos en un modelo práctico?
Por un lado, el origen del modelo que propongo, el modelo SER MÁS, ha sido observar que este campo tan delicado del desarrollo de personas tiene que estar en manos de profesionales cualificados, no solo con conocimientos, sino además con el tipo de competencias que hemos mencionado al inicio. Ha de tener pasión por desarrollar a otros.
Por otro lado, quería llenar un hueco en la formación de los coaches. En algunas escuelas, a veces por interés y otras por desconocimiento, no enseñan las bases psicológicas del coaching. Conocer la teoría da la capacidad de aplicarla en muchísimas situaciones. Eso lo decía Kurt Lewin, el creador de lo que hoy llamamos coaching de equipo, “no hay nada más práctico que una buena teoría”. La intención es dar fundamentos a los coaches que no son psicólogos y ofrecer a los que sí lo son una forma de estructurar lo que saben para que pongan en valor aquello que están haciendo.
Háblanos de tu modelo, del SER MÁS.
El SER MÁS es un modelo didáctico. Dentro del coaching hay muchas escuelas, unas dicen que el coaching es transformacional, transforma a la persona, eso está más cerca de lo que hace la psicología clínica. Otros dicen que el coaching es una práctica, un método para alcanzar el éxito, para conseguir tus objetivos de forma acelerada. Yo he tratado de integrar las dos cosas.
Ya lo decía Lao Tse en el Tao Te King: “La mejor manera de hacer es ser”. Y lo recoge también Stephen Covey: “Para tener es necesario primero hacer, y para hacer es necesario primero ser”. Es decir, hace falta convertirse en la persona capaz de comportarse de esa manera. Por eso el modelo tiene una primera parte de transformación, de desarrollo, y una segunda orientada a la planificación y a alcanzar los objetivos.
Cada una de las fases es parte del acróstico SER MÁS: la S de crear Sintonía, lo primero necesario para establecer la relación con el cliente; la E de Exploración, de Escucha; la R de Reencuadre, proceso en el que ayudamos al cliente a ver las cosas de otra manera, a cambiar los modelos mentales que lo están frenando. La siguiente parte, el MÁS, se trata de la M de Metas, la A de Acciones para conseguir esas metas y la S de Sostenimiento o Seguimiento para que el cambio realmente se mantenga.
En el libro das muchas herramientas muy útiles para la práctica del coaching. ¿Puedes desvelarnos alguna? Por ejemplo, ¿cómo podemos “cambiar el pasado”?
¿Tú crees que se puede cambiar el pasado?… Normalmente la gente toma esta pregunta en el sentido de que podemos cambiar cómo vemos el pasado. Vale, sí, pero también podemos cambiar efectivamente el pasado. El pasado es el futuro a partir de ahora, es decir, si nos ponemos de aquí a seis meses, el pasado es ahora nuestro futuro.
De eso se trata, el ejercicio que propongo es que te sitúes mentalmente dentro de seis meses y que redactes una memoria, de tus maravillosos seis meses pasados. Describes con detalle todo lo que hiciste, sentiste, viste, experimentaste… todo aquello de lo que disfrutaste y que te enriqueció. Luego se trata de volver al punto presente y empezar a poner en práctica lo que has escrito. De esta manera, dentro de seis meses, cuando mires para atrás, dejarás de decir “yo es que no sé hacer esto” y dirás “esto es lo que he hecho, este es mi nuevo pasado”. Entonces, podemos crear el pasado desde el momento presente. Creamos el pasado que será.