Los efectos de la automatización sobre nuestras vidas tienen implicaciones, más allá de la urgente necesidad de recualificación o el incremento de los niveles de desempleo. Un estudio de la Universidad de Yale relaciona el incremento de los robots en la producción industrial con un aumento de las conductas que atentan contra la salud y, por tanto, de la mortalidad. La automatización puede afectar la salud de los trabajadores, sobre todo, en el ámbito de la industria.
Los puestos de trabajo del sector industrial sensiblemente afectados
La investigación parte de la tesis en la que se afirma que, cuando las personas tienen mayores ingresos es más probable que lo inviertan en su bienestar y salud. Por el contrario, cuando hay menos esperanza respecto al futuro es más probable que se adopten conductas que implican un mayor riesgo para su salud.
El estudio se circunscribe a zonas industriales en los Estados Unidos. Aquellas en las que los puestos de trabajo en el sector industrial eran capaces de proporcionar ingresos medios, aunque no se poseyeran títulos. También en una horquilla de edad concreta, entre los 45 y los 54 años. La llegada de la automatización, de las máquinas dando soporte o sustituyendo en los procesos industriales, ha provocado la pérdida de empleos, una bajada generalizada de salarios y la desaparición, para aquellas personas que se quedan en paro, de los seguros sanitarios.
La desesperanza respecto al futuro
Se analiza que la pérdida de esta calidad de vida se produce de dos maneras, principalmente. Una de ellas, la puramente material: te quedas sin trabajo, pierdes tu seguro médico, por lo tanto, aquellos exámenes preventivos del estado de salud ya no se realizan, y el tratamiento de enfermedades como el cáncer o las enfermedades coronarias llega demasiado tarde.
La otra explicación tiene que ver con la desesperanza (despair). La falta de expectativas de futuro y de oportunidad económica por la desaparición de puestos de trabajo en esas zonas provoca que se incrementen las conductas que atentan contra la salud (alcoholismo, sobre dosis) y unas altas cotas de suicidio. Este aumento de la mortalidad derivada de esta causa ha llegado a impactar, incluso, en la esperanza de vida.
Políticas públicas para contrarrestar los efectos de la automatización
Los investigadores encuentran, sin embargo, datos en positivo en las políticas públicas para paliar este efecto negativo de la automatización. En el estudio se han hallado evidencias que relacionan la protección al desempleo con un menor riesgo sobre la salud. En las zonas donde hay ayudas que sufraguen la falta o disminución de los ingresos y atención sanitaria, el índice de mortalidad derivada de esta causa es menor.
Aunque la comparativa con nuestro país es difícil, ya que gozamos de un sistema de salud pública de acceso universal, sí que puede haber semejanzas en cuanto a las dificultades en términos de movilidad social ascendente (la que define que las generaciones posteriores mejoran las condiciones vitales de la generación anterior), y las expectativas que van en detrimento. Aquellas zonas con un mayor número de puestos de empleo en el sector industrial ven cómo la automatización reduce sus oportunidades de empleo. La deriva en conductas poco saludables y desesperanza por falta de oportunidad puede estarse ya produciendo.