Los trabajadores españoles siempre se han caracterizado por ser reacios a cambiar de lugar de residencia por trabajo. Sin embargo, la situación por la que atraviesa el mercado laboral actualmente ha provocado un cambio en esta tendencia, aunque de momento la movilidad se limita fundamentalmente a dentro del territorio español.
Según la Encuesta de Migraciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), durante 2008, el número de personas que migraron superó el medio millón de personas (593 mil), un 22,6% menos que el año anterior (173.600 personas menos). De estas personas, el 52% tenían un empleo, el 15,4% eran estudiantes, el 12,8% se dedicaban a las labores del hogar y el 11% estaban en paro.
Centrándonos en las personas que tenían empleo antes de cambiar de residencia, el 81,8% (263,9 mil personas) lo conservaron en año después del desplazamiento, mientras que el 12,5% lo perdieron y 5,7% pasaron a la inactividad. Y con respecto a los migrantes en paro (55,6 mil personas), el 69,8% encontraron un empleo un año después del desplazamiento, mientras que el 20,1% permanecieron en desempleo y el 10,1% pasaron a la inactividad. Por tanto, la migración permitió encontrar un empleo a 38.000 desempleados en 2008.
La mayor parte de estos movimientos se producen dentro de la misma zona. Cuando el desplazamiento es mayor y hay un cambio de zona, los destinos más habituales son la zona Este (Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares) con el 31% de migrantes, Madrid con el 18,2% y el Sur con el 15%.
Perfil del «migrante»
La tasa de migración es ligeramente mayor en las mujeres que en los hombres. En el pasado ejercicio la tasa femenina alcanzó un 1,34%, seis centésimas porcentuales superior a la masculina. Así, del total de 593.000 migrantes registrados en 2008, 306.900 fueron mujeres (un 51,8%).
Por grupos de edad, se puede observar que los jóvenes son los que tienen una tasa de migración más elevada, siendo el tramo de edad comprendido entre los 20 y 29 años el que presenta una tasa de migración más alta (3,22%, más del doble de la tasa general), seguido de los comprendidos entre 16 y 19 años (2,37%).
Los migrantes que tienen una mayor tasa de paro son los más jóvenes (de 16 a 19 años) y los mayores de 40 (con una tasa de desempleo del 25,8% para los de edades entre 40 y 49 años, y del 20,3% para los mayores de 50). No obstante, como excepción, las mujeres migrantes mayores de 50 años no siguen este patrón, ya que tienen una tasa de paro del 2,2%, mientras que la de los varones del mismo grupo de edad supera el 36%. Así, teniendo en cuenta que casi el 27% de las mujeres migrantes mayores de 50 años son laboralmente activas, casi la totalidad de éstas (97,8%) tienen un empleo.