Un reciente estudio elaborado por el Instituto de Innovación Social de Esade y PricewaterhouseCoopers España señala que solamente el 8% de las organizaciones no lucrativas que componen el Tercer Sector se consideran innovadoras. En opinión de Javier García Cañete, responsable del Programa Talento Solidario de la Fundación Botín, el Tercer Sector en España está necesitado de innovación y es consciente de ello, pero, al mismo tiempo, «tiene en su gen la innovación, en el sentido de que es algo que debe hacer continuamente para afrontar los problemas diarios».

La principal barrera que las ONG encuentran en su camino hacia la innovación es la falta de financiación. Pablo Aledo, Director de la Fundación Altius en España, señala los recortes de la Administración Pública, la disminución de los presupuestos de RSC de las empresas privadas y el empobrecimiento de la sociedad civil como las causas fundamentales de su crítica situación. «Esos factores se unen al hecho de que ahora es precisamente cuando más necesarias son las ayudas. Se han combinado ambos problemas para dar lugar a la Tormenta Perfecta», comenta.

Una ONG exitosa, según el estudio citado anteriormente, debe cumplir seis puntos básicos: «Conseguir un alto nivel de resultados con su misión; aportar gran valor a sus destinatarios de forma duradera; ser eficiente, transparente y rendir cuentas de su gestión; tener un apoyo creciente por parte de la sociedad e instituciones; tener mucha credibilidad, y ser considerada como una entidad ideal para trabajar y colaborar por plantilla, voluntarios y socios». Para cumplir estos puntos es necesario un equipo de personas bien formadas y motivadas y, en este sentido, Pablo Aledo reconoce que «contamos con una gran ventaja: lo que denominamos el salario emocional. Al tratarse de entidades en las que lo fundamental es la misión que llevan a cabo, podemos contar con profesionales muy bien preparados y motivados, a los que en otros casos no podríamos tener acceso».

El aumento de la innovación en el Tercer Sector pasa, además de la financiación, por la profesionalización. Se impone la necesidad de trabajadores que empiecen a desarrollar su carrera en una ONGy compartan sus  conocimientos, habilidades y competencias, dotando así a la organización del talento necesario para ser más flexible y eficaz. De hecho, la petición de apoyo y de innovación que hace el Tercer sector va dirigida, según Pablo Aledo, «también a nosotros mismos; dentro de ese llamamiento va implícito que las ayudas comiencen a venir de otra forma: preferimos que nos enseñen a pescar a que nos den un pez».

Javier García Cañete explica cómo se está reinventando el sector: «Vivimos una época de solidaridad y, al  mismo tiempo, de reinvención. Vemos casos de personas que se han visto abocadas al paro y que, aunque provenían de otros sectores, han visto en este una buena salida profesional y una forma de comprometerse con una causa social, aunque eso suponga renunciar a salarios mayores».