El reto de estudiar un posgrado en el extranjero

Una formación posterior a los años de universidad siempre es positiva, pero lo es mucho más cuando tiene lugar más allá de nuestras fronteras. Estudiar un posgrado en el extranjero es, a buen seguro, un paso definitivo hacia un futuro lleno de éxitos. No solo se trata del programa de posgrado en sí mismo, sino del valor añadido de la experiencia vital de pasar una temporada viviendo en otro país y del perfeccionamiento de un segundo –o tercer– idioma. En ambos casos, se trata de valores que las empresas no pasarán por alto a la hora de seleccionar un perfil.

En un entorno económicamente adverso como en el que nos movemos, la formación ha demostrado ser una vía de escape para evitar el desempleo. Tal y como explica Antonio Díaz Morales, Director General de Nebrija Business School, «la formación está sirviendo a la recolocación y a la inserción laboral de los jóvenes», y matiza que «en el estudio elaborado por Nebrija Business School se puede ver cómo mientras el 52% de los jóvenes están en desempleo en el caso de los formados dicho porcentaje pasa al 18%».

Sin embargo, la movilidad geográfica ha sido históricamente uno de nuestros  principales lastres a la hora de ser realmente competitivos en un entorno  laboral cada vez más duro y global. Sin embargo, durante los últimos años, un  número creciente de personas ha salido de España en busca de formación y de empleo. De hecho, según los últimos datos del Censo Electoral de Españoles  residentes en el Extranjero (CERA), elaborado por el INE, más de 350.000  españoles se han marchado fuera del país desde que empezó la crisis económica. Pablo S. Blesa Aledo, Vicerrector de Relaciones Internacionales y Comunicación de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), argumenta que  desde que comenzó la crisis los jóvenes universitarios españoles son una tribu  ómada.  Más de 50.000 emigran cada año al extranjero en busca de oportunidades».

Formación global

Díaz Morales apunta que «el mercado laboral en España se encuentra en una situación difícil y cada vez más gente opta por marchase al extranjero. Por eso, es importante que el título esté bien valorado en otros países», para ello, y de cara a que los estudios en el extranjero tengan una validez óptima, es esencial que se trate de «títulos oficiales que den cobertura Bolonia, ya que permiten que el egresado se pueda plantear proyectos internacionales en más de 47  países”, concluye el Director General de Nebrija Business School.

Los beneficios de estudiar un posgrado en el extranjero son numerosos: «te ofrece un título oficial expedido por el estado en el que presuntamente aspiras a trabajar; una universidad es una fantástica pista de aterrizaje; el periodo como estudiante te familiariza con el mercado de trabajo y las oportunidades; resulta ideal para mejorar las habilidades lingüísticas y comunicativas. Por último, como estudiante es más fácil crearse una red social de amistades y contactos», comenta Pablo S. Blesa Aledo.

En lo que respecta al destino elegido para estudiar un posgrado, Antonio Díaz Morales considera que «a los ya conocidos destinos de USA y Europa se incorporan con fuerza los asiáticos, principalmente China, aunque vemos que esto está siendo reciproco porque cada vez vienen a estudiar más alumnos asiáticos». Al mismo tiempo, no olvida destinos menos «exóticos» pero igualmente prácticos. «Es importante observar que si bien estudiar en alguna universidad Latinoamericana no ayuda con el idioma, si es importante entender la forma de ser y trabajar en dichos países que están siendo receptores de inversión española e importantes demandantes de empleo cualificado», explica.

Por su parte, Blesa Aledo estima que «la demanda de los países de destino es directamente proporcional a la competencia lingüística adquirida en España». En opinión del Vicerrector de la UCAM, «los países anglosajones son los más demandados, muy por delante de destinos naturales (como América Latina), o de países vecinos no anglosajones (como Alemania o Francia) ». El motivo que explica esta preferencia es que en esos países «se conjugan muchos atractivos esenciales: su formación universitaria es buena y prestigiosa; los salarios son altos; las oportunidades más numerosas, y las opciones de promoción,  mejores».

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