Carlos Ruiz-Tapiador, CEO de Tmclick.
La idea que voy a presentar tendría un importante impacto político y sería más eficaz que la creación de un impuesto que grave a la banca, que se diluirá en el caudal del gasto público. Sería de gran utilidad en la generación de empleo estable vía la autocontratación, contendría la fuga de talento de capital humano hacia otros países, generaría valor añadido y riqueza y nos haría más competitivos. Pero, sobre todo, generaría confianza.
Las dos primeras cosas que hay que hacer para poner en marcha este proyecto es seleccionar todos los proyectos emprendedores en España que sean de innovación o de I+D+i, analizarlos, ver su viabilidad y tutelarlos desde el comienzo. En segundo lugar, la banca dotará una reserva especial para tomar una participación social mayoritaria y al nominal, desde las fases iniciales de los proyectos seleccionados. El control de la sociedad lo tendrá la banca, en calidad de socio. Después de esto, con cargo a esa reserva especial, la banca tomará una participación social como mínimo del 51% del capital, para controlar todas las sociedades emprendedoras, controlar el gasto y su crecimiento.
Un cuarto punto, y muy importante, es el compromiso de los emprendedores con sus proyectos, que será de dedicación completa. En la fase de desarrollo capitalizarán su capital impulso y, además, aportarán capital dinerario dentro de sus posibilidades.
En quinto lugar, a través de empresas y profesionales especializados, se tutelará y auditará el funcionamiento de estas startups de I+D o de innovación. El sexto punto de este proyecto sería que una vez que la sociedad obtenga EBITDA positivo mensualizado, la banca tendrá derecho a cualquiera de las siguientes opciones de recuperación de su inversión: permanecer en el capital como socio industrial; ejercer un derecho de opción de venta a los socios emprendedores; y transformar el capital aportado en un crédito a 7 años.
Como último punto de este planteamiento, la aplicación de esta propuesta deberá ir acompañada de un apoyo del Gobierno, con deducciones y exenciones fiscales que deberían ser adoptadas por el Consejo de Ministros mediante Real Decreto.
Sería extraordinario que todos los que tienen la posibilidad o la responsabilidad de hacer «algo» se dieran cuenta de que nuestro mundo ya ha cambiado, de que nada será como era antes y de que el nuevo paradigma nos llevará a operaciones diferentes, más creativas, competitivas y comprometidas. Y que tuvieran la valentía de llevarlas a cabo.