A Sara Casasnovas (Ourense, 1984) se la ve segura y decidida. Quizá porque desde que era una niña se ha formado a conciencia con el único propósito de tener más posibilidades como actriz. Danza, canto, cabaret, acrobacia, técnicas de ‘clown’… Nada se ha dejado por hacer esta gallega, que protagonizó la tercera temporada de ‘Amar en tiempos revueltos’ y ahora se sube a las tablas para ponerse en la piel de ‘Electra’, la heroína de Benito Pérez Galdós.
¿Cuál fue su primer empleo remunerado?
Fue como actriz en una serie para la televisión gallega que se llamaba ‘A miña sogra e mais eu’, ‘Mi suegra y yo’. Por aquel entonces estaba estudiando en Madrid y me fui a Galicia para hacer la prueba. Yo tenía 18 o 19 años y querían una chica más pequeña. Así que me puse unas trencitas, me vestí con unos pantalones pirata y me envolví el pecho con papel ‘film’, ese plástico que se utiliza para envolver alimentos. Recuerdo que llevaba una camiseta palabra de honor que constantemente se me bajaba, y yo no paraba de subírmela para que no se me viese el plástico. Durante el casting, mientras hacia una secuencia con otro actor, me sentía tan oprimida que pedí al director, Quique Cadabal, que me lo cortaran con unas tijeras. Pero como el personaje tenía ese punto descarado que él llegó a entrever en mí, me dio el papel.
¿Cuánto la pagaron?
Recuerdo que ganaba más que mis padres, y eso me llenaba de orgullo. Así que en vez de darme ellos la paga, se invirtieron los roles.
¿Cuándo tomó la decisión de hacerse actriz?
Yo creo que el deseo siempre estuvo latente en mí. Pero la determinación de estudiar teatro me llegó a los 15 o 16. Estaba viviendo en la Costa da Morte, tomé la maleta y me fuí a A Coruña a estudiar.
Usted sola…
Yo solita, conmigo misma
¿Y cómo se lo tomaron sus padres?
Como era algo que tenían asumido, no opusieron resistencia. Me dijeron, eso sí, que estudiase otra cosa, que tuviese un colchón. Y cuando terminé el Bachillerato, empecé Educación Social, pero no terminé la carrera, porque estaba enfocada hacia la interpretación.
Boca a boca
Sólo tiene 26 años, pero, ¿alguna vez desde ese primer papel ha vivido un parón preocupante?
Se me han caído bastantes proyectos. En Galicia, trabajaba gracias al boca a boca, pero en Madrid es un representante el que me mueve los hilos. Y, al principio, no me fue muy bien. He tenido que aprender a comunicarme y a moverme entre ellos.
¿La recibió alguien en Madrid cuando, a los 18, llegó procedente de A Coruña?
No, pero me encantaba madrugar e ir con el currículum bajo el brazo llamando a las puertas. Y poco a poco, propiciando trabajos constantemente y mostrando mis ganas, fui entrando en el circuito. Porque en ese fluir en el que conoces a uno y a otro, también te van llamando de diferentes sitios.
¿Cómo consiguió el papel de Alicia Peña para la teleserie ‘Amar en tiempos revueltos’?
A través de una prueba. Llevaban un par de meses haciendo pruebas a chicas, no encontraban a ninguna y aparecí yo.
¿Se produjo un flechazo?
Si, al parecer sí. Luego, el desarrollo fue muy gustoso, pero muy costoso también. Rodamos 300 capítulos en un año, y las jornadas de trabajo eran de 12 horas al día. Y cuando llegaba a casa tampoco desconectaba, porque de una forma u otra seguía con el papel. Aquello fue como hacer una mili.