Como en toda relación humana que se precie, entre una empresa y sus empleados las cosas pueden terminar por romperse. Además, en algunos casos, esto ocurre nada más empezar. Desde RRHH podemos ayudar a que el inicio de esta relación sea satisfactoria creando una buena estrategia de onboarding. En este artículo, analizamos esta práctica y qué procesos incorporamos a la misma para que nos ayude a retener talento desde el primer día.
¿Qué características tiene una estrategia de onboarding?
En muchas empresas, el proceso de incorporación de un nuevo empleado no está lo suficientemente cuidado. Leer montañas de documentos y procedimientos de actuación, pasar gran parte del tiempo en soledad y sin conexión directa con el día a día de la empresa o mantener un contacto mínimo con los compañeros más directos del departamento, son prácticas que dificultan el proceso de onboarding en la empresa.
Este concepto se refiere, por tanto, a aquellas estrategias y directrices que se preparan previamente desde Recursos Humanos para realizar la primera acogida de un nuevo talento incorporado a la empresa. Pueden establecerse de forma individual, en función del perfil profesional y el puesto a ocupar, o bien formar parte permanente de los Reglamentos Internos de la compañía.
Algunos de los objetivos que se persiguen con las estrategias de onboarding son los siguientes:
- Rentabilidad el proceso de selección: evitando que, tras un proceso en el que se invierte tiempo y dinero, la nueva contratación no vincule correctamente con la empresa tras su incorporación
- Retener talento: colaborar para evitar que las personas y sus talentos abandonen la empresa a medio plazo.
- Alcanzar el pleno rendimiento en un corto periodo de tiempo: conseguir cuanto antes la adaptación plena de un nuevo trabajador, facilita que sus niveles de rentabilidad y productividad sean óptimos lo antes posible, lo que redunda en la propia rentabilidad de la inversión realizada.
Algunas técnicas y medidas concretas
Algunos expertos en la materia afirman que el 50% de las personas que han vivido una mala experiencia de onboarding, abandonan la empresa antes de los 3 años. Por tanto, las políticas y estrategias de Onboarding deben llevarse a cabo desde los departamentos de Recursos Humanos de las empresas, ya que los procesos de reclutamiento y desarrollo personal son elementos claves en la gestión de personas.
Algunas de las técnicas o herramientas que tienen que ver directamente con el onboarding serían las siguientes:
- Procesos de Mentoría: uno de los más importantes, ya que durante un tiempo determinado, el nuevo empleado tendrá en la compañía una persona de referencia con la que poder hablar y trabajar en su proceso de incorporación y desarrollo personal en la empresa.
- Formación en procesos de trabajo: contar con herramientas físicas o digitales sobre la forma de trabajar en la empresa, así como la realización de cursos de formación y capacitación sobre aspectos estratégicos de la empresa.
- Acciones para la socialización interna: la realización de un tour por los departamentos de la empresa, la asistencia a eventos y reuniones, ya sean estas departamentales o de toda la plantilla, o la realización de actividades eminentemente lúdicas favorecen el conocimiento de los compañeros y viceversa, ya que el objetivo es la plena integración de las nuevas incorporaciones.