Las cosas suceden, de una manera u otra. En las redes sociales hay que tener en cuenta que no sólo se trata de ser o de estar. Nuestra presencia no es importante según el número de redes sociales en las que estemos, trabajemos o aportemos contenido. Lo verdaderamente importante es lo que nuestros seguidores piensen que somos, y el valor que nos otorguen por lo que aportemos de bueno a su red.

Las similitudes entre las redes sociales y el empleo están muy marcadas. Realmente hemos de adoptar una actitud positiva y abierta ante este nuevo medio de comunicación de masas. Y pese a lo impersonal que pudiera parecer, las relaciones que se establecen en las redes sociales son tan intensas e importantes, como reales y verdaderas.

De hecho, puedo afirmaros con conocimiento de causa, que el hacer un bueno uso de las redes sociales puede abriros puertas y establecer relaciones y vínculos profesionales que nos beneficien. Aunque todo va a depender de las necesidades y de la inmediatez con que queramos conseguirlo.

No hay nada inmediato. Hay que sembrar para recoger.

El panorama actual de empleo es desalentador. Es cierto. Sobre todo para quienes nos encontremos en la tesitura de estar en esa delicada situación de buscar un trabajo que nos permita contar con estabilidad y una retribución fija, cada mes, durante un periodo más o menos largo de tiempo. Algunos, pueden tener la capacidad de aguante que les otorgue esa ayuda del estado, o algunos pequeños ahorros acumulados durante años. Pero todo eso tiene fecha de caducidad, y a medida que se va acercando el momento, nos vamos apresurando en hacer las cosas más deprisa, y suelen salir peor paradas.

Contar con un perfil en las redes sociales no debería de usarse para un único propósito. Si tenemos en cuenta que las redes sociales se basan en las relaciones interpersonales, más allá de quién se halle tras un avatar o una imagen de perfil, lo ideal es plantearse conocer gente y relacionarse. Y, en función del trato que recibamos, animarnos a entablar un contacto de un tipo o de otro.

Todo esto viene a cuento por la evolución que las redes sociales están experimentando en los últimos tiempos.

Puedo afirmar que Twitter se está convirtiendo en el paradigma de la información de este principio de siglo. Porque es una herramienta de fácil uso, porque se basa en aplicar algo tan humano y tan sencillo como lo es la comunicación, y porque permite que la gente se comunique sin tapujos y tenga acceso a la información que cuelga en cualquier instante del día.

Por contra, Facebook está experimentando tal crecimiento que se está convirtiendo en el centro neurálgico de las relaciones personales. Aunque su capacidad viene limitada por el hecho de que para poder conocer algo tenemos que estar conectados, en algún grado, a alguien que tenga acceso a esa información.

Cualquiera de nosotros debería de tener un perfil en una red social. Mejor, en dos o más. Las posibilidades de ser visto y encontrado aumentan en función del número de sitios en el que anuncias una cosa.

Cada red social tiene su secreto. Su forma de entender las cosas. Pero sobre todo de hacer las cosas. El gran error es lanzarse al vacío pidiendo a diestro y a siniestro que nos hagan un favor. Pero ¡si no nos conocen! No saben quiénes somos. Y seguramente, dentro de su círculo principal de amistades tengan a parientes y amigos que se encuentren en una situación similar.

En las redes sociales debemos de forjarnos un objetivo. Hemos de asumir un papel. Y a partir de ahí ir creciendo con la red, profesional y personalmente. A mi grupo de alumnos de gestión de redes sociales les cuento que lo importante no es tanto ser como parecer. Y no es tanto estar como que te encuentren. Y para eso han de converger muchos y variados parámetros. La búsqueda de empleo en las redes sociales es más sencillo, pero también más laborioso. Hay mucha paja que quitar. Aunque lo importante no es la oferta que encuentras sino la información que te ofrecen.

Fijaros en el usuario de Twitter de Infoempleo. No se dedica únicamente a publicar ofertas de su portal. Su labor va más allá. Busca un trato personal. Una interacción con cada individuo. Intenta poner cara a la desesperanza, y en cada post dibuja un halito de esperanza ofreciendo datos y contenido que pueda ayudar a quien lo necesita. Es mucho más que un SAT. Su tarea ha de ir más allá, aunque siempre velando por los intereses de la empresa. Obviamente. Además, casi siempre nos presenta a la empresa que cuenta con una vacante. Establece vínculos. Fomenta alianzas.

Como usuarios particulares, cada uno debiera de buscar su sitio. De establecer sus interacciones. De velar por conocer qué necesitan otros y qué pueden ofrecerles. Siempre hay algo que nosotros tenemos que puede ser de utilidad a los demás. Siempre. Y a partir de ahí fortalecer nuestras alianzas personales, y servir de referentes. Sólo así encontraremos lo que andamos buscando.

@AntonioVChanal
Coach y Formador de redes sociales