No sé si laboralmente es mejor ser autónomo o asalariado dependiente, pero, desde luego, desde un punto de vista médico, clínico, sanitario, de enfermedades y de salud es mucho mejor ser autónomo. ¡Qué digo mucho mejor, muchísimo mejor! ¡Los autónomos siempre estamos sanos. Nunca nos ponemos enfermos!
Yo, después de más de once años como profesional autónomo no he dejado de trabajar ni un solo día por enfermedad. Es verdad que alguna vez he tenido un catarrillo, algún dolorcillo de cabeza, algún tirón en el cuello, alguna contractura en la espalda…, pero siempre leve, y he podido levantarme, mirarme al espejo y decir… “¡a por ellos!”… ¡Y ahí que he ido! Si estoy bien para ver la tele, para brujulear por Internet, para conectarme a Twitter o a Facebook o para leer un libro tirado en el sofá, ¿cómo no voy a estar bien para ir a trabajar?
Y para los autónomos que conozco esas son máximas universales, pero veo que no ocurre lo mismo con los asalariados. Estos sufren mucho más las enfermedades: sus dolores de cabeza son insoportables, sus contracturas en la espalda les dejan doblados… y claro, no se puede ir a trabajar en ese lamentable estado de salud.
Los asalariados se ponen enfermos, los autónomos no. Hay que ser autónomo, que es muy bueno para la salud… O quizá no sea ése el motivo…
Hace unos días leía un estudio del absentismo laboral realizado conjuntamente en diez países europeos. Decía que un 22% de los españoles ha llamado a su empresa para decir que no iban a trabajar porque estaban enfermos, pero era mentira, estaban sanos como peras, pero no les apetecía ir a trabajar.
Y diremos, ¡pero cómo somos los españoles! Pero no. No son sólo los españoles. El 21% de los británicos, el 21% de los irlandeses, el 20% de los holandeses…
La conclusión es clara: ser asalariado no provoca más enfermedades, pero te hace desarrollar más la cara que la espalda…, y todavía no he dicho nada si los asalariados son además funcionarios (jejeje).
Fernando Rodríguez García
Consultor autónomo
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