Pedro Gioya y José L. Calvo, socios del Instituto del Liderazgo.
El acoso y derribo de Wikileaks demuestra que el entorno político no quiere, ni puede, entender ni adaptarse a las nuevas vivencias. El mundo ha cambiado, por lo que debemos definir nuevas categorías para entender mejor lo que acontece. Culpamos a Platón de crear categorías cerradas, que han funcionado bien hasta ahora, pero que no encajan con nuestra incierta y aleatoria realidad actual que deja poco espacio a las certezas y a la predicción.
Nuestro entorno ya no es local ni estatal, aunque las instituciones estén pensadas para este marco. La realidad, la tecnología y la conciencia han sobrepasado las limitaciones geográficas y ha dejado obsoleto a Platón y a sus categorías universales.
La reacción de los estados y gobiernos al caso Wikileaks es la de defenderse y atacar, detener y censurar. Hablan de controlar Wikileaks y a todos sus clones. J. Jarvis comenta en su libro una anécdota de Zuckerberg, fundador de Facebook. En el World Economic Forum de Davos, un director de una gran empresa de comunicación le pidió su secreto para haberse convertido en un referente mundial. La respuesta fue: «No podéis hacer nada. No se pueden controlar las comunidades, no se pueden dirigir. Esto ya lo hacen las personas que las componen, solo se pueden organizar». Éste es el secreto de Google, Facebook, Craiglist, Flickr…
Estamos ante un nuevo escenario; el poder ha cambiado de manos. La antigua diplomacia –secretista, elitista– ha muerto y el dominio de partidos políticos ideologizados, también. Los ciudadanos han cambiado su relación entre ellos; ahora existe un canal que los enlaza y vincula, que les permite movilizarse por una causa concreta al margen de sus ideas políticas y, tras esa queja, disolverse y volver a sus actividades. Las personas queremos transparencia, una nueva ética de apertura, de conversaciones con los electores, de saber qué es lo que ocurre y de ser tenidos en cuenta.
Aunque los gobiernos no lo quieran, ya ha pasado el tiempo de no contar con los ciudadanos para la gestión pública. Recordemos que en este escenario, a mayor control, menor confianza. Es un momento crítico en el contexto político que ya se ha vivido en otros contextos, en el empresarial. Aquellos que no se han empeñado en controlar lo que venía para mantener su estatus y sus beneficios han conseguido tomar decisiones más certeras que les han proporcionado una enorme ventaja competitiva. Es el nuevo liderazgo, de comprometer a «multitudes inteligentes» (H. Rheingold), no a seres pasivos que aceptan cualquier explicación. O nos damos cuenta, evolucionamos y nos organizamos o veremos muchos más casos Wikileaks.