Las empresas quieren formar parte activa del ecosistema en la que se inscriben. Ya no solo proporcionando empleo y generando productos y servicios si no queriendo asumir responsabilidades respecto a las necesidades y problemas que tiene la comunidad en la que opera. Ser un actor más dentro de la comunidad. Para ello se desarrollan las estrategias de RSC (Responsabilidad Social Corporativa), en la que se destinan recursos propios, tanto humanos como materiales y con la que se pretende un impacto positivo.

El voluntariado corporativo parte de la RSC

Es importante resaltar que la RSC no es cumplir con la ley, por ejemplo garantizando la accesibilidad en la empresa a personas con movilidad reducida, si no ir más allá, aportar valor a la sociedad y/o a sus grupos de interés. Se trata de la devolución a la sociedad en acción responsable de lo que toma de ella.

El Voluntariado corporativo forma parte de la estrategia de RSC. Es una manera de integrar en la estrategia de RSC a los empleados facilitando que participen con su tiempo y conocimientos en el proyecto. Los voluntarios deben ser libres para participar de forma altruista, la empresa debe poner los recursos (tiempo, por ejemplo) a disposición del programa.

Beneficios que aporta el voluntariado corporativo

Los programas de RSC, y en concreto los de voluntariado, mejoran la imagen y reputación de la empresa de cara a los grupos de interés (clientes, proveedores, sociedad) y a los empleados mediante la comunicación interna. Se inspira en la idea de que la empresa no se mueve solo por sus propios intereses si no que toma conciencia sobre la comunidad en la que está inserta y hace algo por mejorarla. Contribuye con sus acciones a mejorar el entorno del que toma recursos. Ayuda a dinamizar el tejido productivo de un área aportando profesionales en actividades de mentoring

Potencia las relaciones con la comunidad y las propias relaciones internas y con el sector al poder participar en colaboración con otras empresas del ramo.

Minimiza el impacto que su actividad provoca en el entorno.

Los programas de voluntariado permiten integrar la voluntad social de los participantes con la vida laboral. Contribuye significativamente a obtener  grandes niveles de satisfacción y un buen clima laboral. Al desarrollarse en un contexto de cooperación y ayuda lejos de la dinámica competitiva que supone la actividad en la empresa, aporta una dimensión ética sobre la actividad.

voluntariado

Cómo poner en marcha el voluntariado

Es importante diseñar un programa de voluntariado adecuado a las características de cada empresa. Y darle su lugar dentro de la estrategia de RSC además de en la estrategia corporativa.

  1. Preparación y diagnóstico. En esta primera fase se propone una prospección sobre la predisposición de empleados y alta dirección a participar en un proyecto de voluntariado. Una buena opción puede ser una consulta mediante encuesta o grupo de discusión. Esta fórmula conseguirá que haya una mayor implicación.

Con este importante compromiso e implicación se procede a investigar sobre qué proyectos y organizaciones contemplan programas de este tipo y se elije una con la que se puedan generar vínculos que sean coherentes con la misión, valores y características de la empresa para garantizar la sostenibilidad del proyecto.

Se procede a hacer un análisis de las opciones y de los recursos que hay en la empresa que puedan servir a la acción de voluntariado.

Se contactará con las entidades sin ánimo de lucro susceptibles de colaboración que trabajen con las temáticas que se han seleccionado previamente para el voluntariado. Se establecerán los objetivos que se quieren conseguir.

  1. Definir recursos disponibles y asignarlos. Es interesante en este punto empezar por definir una política del voluntariado  en el que se fije si las acciones se desarrollarán en horario laboral, o no, o ambos, las temáticas, la población o colectivos a los que se destinará,… Es importante involucrar a la alta dirección para generar un mayor compromiso con el programa.
  2. Definir actividades y criterios de participación. Habrá que seleccionar un equipo responsable del programa y qué criterios seguir para la participación, por ejemplo si la antigüedad será uno de ellos, los conocimientos específicos o si habrá que implementar formación para el desarrollo del programa. Establecer qué tipo de voluntariado: probono, donde los trabajadores destinan sus conocimientos para dar apoyo en alguna actividad dentro de la entidad sin ánimo de lucro, voluntariado digital…
  3. Planificación. Dependiendo del tipo de actividad que se elija y la política que quiera seguirse habrá que calendarizar las actividades a largo de un año o una jornada repetida varias veces en un periodo. Para hacerlas viables será necesario definir y ejecutar el dinero asignado a la actividad por lo que es imprescindible reservar un presupuesto específico para el programa de voluntariado.
  4. Evaluar. Para que la acción de voluntariado vuelque los beneficios en la empresa es necesario conocer el valor del impacto en la comunidad a la que se dirigen las acciones y el nivel de satisfacción entre los empleados. Concretar la medición de la reputación aportará conocimiento sobre el impacto proporcionado y será el punto de partida para la siguiente fase. En este momento se descartarán aquellas acciones que no hayan servido  a los fines y se incorporarán las que se hayan desarrollado con éxito atendiendo a los objetivos iniciales.

 

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