En noviembre del año 2007, la sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid dictaba una sentencia que sentaba jurisprudencia en lo referente a la vestimenta de los trabajadores. Un comercial de un concesionario de coches había sido despedido por acudir a su puesto de trabajo, en repetidas ocasiones, ataviado con pantalones vaqueros, zapatillas deportivas y una camiseta con un dorsal a la espalda.

El empleado decidió demandar a la empresa alegando un despido improcedente, pero finalmente el TSJ dio la razón a la compañía, en una sentencia que reconocía que «es de conocimiento común que determinadas actividades laborales requieren una mínima corrección o pulcritud indumentaria conforme unas reglas de trato social comúnmente admitidas, que por ello se dan por supuestas sin necesidad de un acuerdo expreso». Por todo ello, entendía que «el comportamiento del trabajador demandante contravino claramente el legítimo poder de dirección del empresario (…) y no sería conforme con el sentido común no percibir en el comportamiento sancionado una clara intención de provocación». La Justicia trazaba, de esta manera, unas directrices básicas que deben regir la elección del vestuario del trabajador.

Pero, ¿qué ocurre cuando el «legítimo poder de dirección del empresario» del que hablaba el TSJ de Madrid sí se pronuncia en materia de vestuario? La empresa Jotun Ibérica dedicó el pasado mes de marzo una jornada llamada «Color Day», en la que, con el fin de combatir el aburrimiento, el hastío y la neutralidad en la vestimenta, se pidió a los empleados que fueran a trabajar combinando el mayor número posible de colores en su ropa. Esther de Boef, directora de Recursos Humanos de la empresa, explica que «queríamos que, un día al año, nuestro equipo humano viniera al trabajo más dispuestos que nunca a divertirse y a vivir la jornada con alegría. Y pensamos que la mejor manera de hacerlo era con algo en lo que somos especialistas: los colores ». Y es que, precisamente, los 120 trabajadores de la empresa se dedican a la fabricación de pinturas.

Comodidad

Al margen de ejemplos concretos, de demandas y de jornadas excepcionales, las compañías que operan en España parecen estar efectuando un giro hacia la normalidad y la comodidad. Fernando Córdova, director de Recursos Humanos de ING DIRECT en España, confiesa que «nuestra imagen corporativa es una extensión de la filosofía que aplicamos a nuestro negocio. La naturalidad con la que llevamos a cabo nuestro día a día, también se aplica a nuestra organización (muy horizontal) y a otras cuestiones como la vestimenta, en la que no hay ningún código específico más allá de la corrección habitual en un entorno laboral común».

El estilista Jesús Cicero tiene claro que, aunque depende en gran medida del tipo de trabajo, la clave para mantener la corrección sin caer en el error fácil está en huir de las estridencias. Para él, son preferibles los «colores neutros, y más lisos que estampados. Mejor un beige o la gama de los azules que un amarillo o un fucsia». En cuanto a las prendas, Cicero apuesta por «un look de seriedad: lo correcto, claro, es traje, camisa y corbata, pero hay soluciones intermedias, como un polo en verano o un jersey encima de una camisa en invierno. Y, a ser posible, con un pantalón de traje o un chino; el ‘jean’ no es adecuado para ir a trabajar».

Las prendas que para Jesús Cicero son totalmente incompatibles con el trabajo son los bermudas y las camisetas de tirantes. «Por mucho calor que haga». Aunque deja claro en todo momento que «siempre depende del tipo de trabajo que se tenga: no es lo mismo trabajar en una oficina, en una biblioteca de barrio o en una tienda de ropa».

Motivación

Todo parece indicar que, si bien el traje y la corbata son elementos casi imprescindibles en algunos ámbitos, especialmente serios y formales, la tendencia en el vestuario de los profesionales españoles se va dirigiendo a la comodidad y la sencillez. “En Privalia creemos que es positivo estar cómodo en el lugar de trabajo y creemos en la persona individual y en el talento humano, y somos conscientes de que un código de vestimenta iría en contra de estos principios”, comenta Fede Guitarte,  Director Global de Recursos Humanos de Privalia. Y remata explicando que “en nuestras oficinas centrales disponemos de vestuarios con duchas, una sala de «chill-out» y también de una sala de juegos para que nuestra gente se pueda sentir cómoda en el lugar de trabajo, puesto que es donde pasa muchas horas. Además, un privalio que se siente a gusto en la compañía es un privalio que trabaja de manera más eficaz y eficiente».

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