¿Qué fue antes, la formación o el empleado? La Educación Superior dice que la primera; las consultoras, que la segunda… y el empleado, que ni la una ni la otra. Porque el trabajador, si no tiene muchas ganas para ‘hincar codos’, menos aún para dar respuesta a preguntas que le vienen, una vez más, impuestas. Y es que ése ha sido uno de los tres errores que el futuro de la formación «in company» quiere subsanar: hacer un diagnóstico real de las necesidades de trabajador y empresa, diversificar contenidos y no caer en que el continente, sobre todo las nuevas tecnologías, es lo más importante.

Juan Carlos Pérez Espinosa, presidente de Facthum-Global Group confirma que, por fin, «se está empezando a hacer una formación realmente a medida, evaluando su impacto en el negocio». No se habla tanto de idiomas o habilidades, sino de diseño curricular y, los ‘ingenios’ son, simplemente, «herramientas que se adaptan a las necesidades del alumno». Con la experiencia de trabajar con empresas como Abengoa, Renfe, Oracle o Endesa, Pérez Espinosa habla de las últimas novedades en tecnología como las tres dimensiones, los «podcasts» o las píldoras en móviles, pero siempre ligadas al aprendizaje «de fijación y recuerdo de conocimientos».

Desde Overlap, también insisten en esta vertiente fundamental de la nueva metodología didáctica: «Ya no sólo debemos adaptar competencias a funciones y establecer un vínculo posterior con la evaluación del rendimiento en el puesto», como comenta su director general, Juan Ruiz, «también debemos adaptarnos al ritmo de trabajo. Pero no en el sentido que hasta ahora se ha hecho». La última tendencia no es «acompañar» al empleado para que estudie donde y cuando pueda, sino como mejor lo haga, es decir él solo —o, cuando quiera y pueda, en compañía de otros—.

Parece paradójico que ése sea el principal objetivo del «in company» que nos viene, enseñar a formarse por cuenta propia, pero desde Overlap lo explican mucho mejor a través del concepto del aprendizaje informal: «Se trata de que sepan buscar y estar actualizados en contenidos y habilidades y, sobre todo, que puedan ellos enseñar a sus equipos». Y he aquí otras dos novedades. Responsable de la formación de diferentes compañías punteras en España, Ruiz insiste en hablar de los «wikis» [contenidos gratuitos], los «blogs» [diarios personales y profesionales], y las «networks» [redes de contacto y trabajo]: «Las nuevas generaciones no van a tener problemas para utilizar todas estas herramientas, pero los actuales empleados tienen que adquirir competencias digitales y aprovechar didácticamente todo lo que puedan encontrar en la Red que sea de calidad». O lo que es lo mismo, dejar atrás el módulo de trabajo —»hablar de horas formativas por empleado será una aberración», comenta Pérez Espinosa— y evolucionar de la formación formal al autodesarrollo a través de la identificación y cobertura de necesidades, mientras se garantiza la aplicación práctica de los conocimientos y habilidades adquiridos en el puesto.

Dicho esto, la pregunta inicial parece tener clara respuesta, pero como el futuro de la formación «in company», todo sigue abierto. De hecho, Facthum-Global Group cuenta con la supervisión didáctica de la Universidad Pontificia de Salamanca porque «cada uno debe ejercer el papel que le corresponde».