Recientemente, el CEO de una compañía hipotecaria en línea ha despedido a 900 personas en una videollamada. La forma de terminar la relación laboral ha sido tan brusca y fría que ha saltado a los medios. Este es un notorio ejemplo de mal estilo directivo que contrasta con la importancia de trabajar la marca empleadora para obtener buenos resultados. El proceso de offboarding ha de cuidarse especialmente.

Ejemplo de mal estilo directivo

«Si estás en esta llamada, eres parte del desafortunado grupo que está siendo despedido», dijo el CEO Vishal Garg en un webinar unidireccional, que duró tres minutos. Las declaraciones posteriores del directivo aludieron al “supuesto” poco rendimiento de esos trabajadores. Los acusó de trabajar solo dos horas al día y, por tanto, estar robando al resto de sus compañeros.

Las reacciones de los empleados han abarcado desde la sorpresa cercana al shock hasta el rechazo absoluto a trabajar con una persona cuyo trato oscila entre el insulto y las decisiones impulsivas y no justificadas. Un liderazgo en estos términos más pronto que tarde termina perdiendo su capital humano, pues los perfiles con talento cualificado no querrán formar parte de esa cultura empresarial.

Además del impacto negativo en la marca empleadora, este despido colectivo se consideraría ilegal en otros países o por otros convenios. En España, la empresa debe ofrecer un preaviso de días o semanas, según el sector y el tipo de contrato. Aunque algunas empresas se hayan visto obligadas a implantar una política de despidos, la gestión y desarrollo de la misma debe ser ética. La finalidad del preaviso, precisamente, es conceder un plazo al trabajador para asimilar la nueva situación laboral y evitarle parte de los perjuicios ocasionados por el despido.

como un mal estilo directivo puede dañar a la empresa

La importancia de la marca empleadora

Todo departamento de recursos humanos debe ser consciente del impacto del offboarding en la marca empleadora. La marca corporativa puede verse influida por factores externos e internos, como la decisión de despedir a una gran parte de la fuerza laboral. El employer branding requiere mucho tiempo y esfuerzo para desarrollarse y mejorar la reputación de la empresa. Especialmente desde que las redes sociales tienen tanta presencia, todo el trabajo puede caer por una mala decisión que se vuelva viral, como este ejemplo de despido masivo.

La marca está estrechamente vinculada a la forma en que la organización trata a su fuerza laboral. La atracción y retención del talento es consecuencia de una marca auténtica que ponga la experiencia del empleado en el centro. Cuidando el employer branding además reduces el índice de rotación. Estadísticamente, la confianza de los empleados en la marca da un margen de seis meses antes de cambiar de compañía.

Un programa de offboarding, es decir, de transición profesional, mejora y fortalece la marca empleadora. Generar en los empleados la confianza y sensación de seguridad también en el proceso de salida los convierte en los mejores prescriptores de la cultura empresarial. Aplicar nociones de marketing al reclutamiento y gestión del capital humano conlleva la garantía de contar con los perfiles más creativos e innovadores que equilibren la plantilla. Esto da visibilidad a la organización.