El despido de un trabajador es otro de los procesos que conforman la gestión de los recursos humanos. Un delicado trámite que es responsabilidad de quien lo asume, sea la dirección o sea el mismo departamento de gestión del personal. Tomar la decisión de la salida de algún trabajador es un acontecimiento dinámico, afectado en la actualidad por la pandemia y que supone contemplar aspectos normativos que definen el carácter ético de una compañía.
Mejorar la política de despidos
Como en todo proceso de gestión empresarial la comunicación es crucial. En el caso del despido de un trabajador, es contraproducente dilatar la notificación, tanto desde el momento de la decisión desde el management, como en la entrevista de salida, pues solo puede generar rumores e interferencias en la correcta recepción del mensaje.
En la política de despidos debe estar prevista y planificada la disconformidad de algunos empleados ante la noticia. Sin embargo, también debe estar contemplada la comprensión y escucha de su respuesta por parte del departamento de recursos humanos, así como la facilitación de los trámites tras el fin del contrato laboral, es decir, que el trabajador pueda seguir siendo beneficiario de la Seguridad Social o acceder a la prestación por desempleo.
Una de las consecuencias internas de la política de despidos es revisar los procesos y criterios de selección y contratación del personal. Es el momento de la autocrítica. No obstante, tras la situación económica y política provocada por la pandemia las empresas han visto reducidas las opciones de finalizar los contratos con sus trabajadores.
El veto a los despidos ha sido aplazado más allá del estado de alarma, pasado ya el 30 de junio, que era el límite previsto en primer término. Solo se consideran vigentes los despidos improcedentes, es decir, con 33 días de finiquito, frente a los 20 del procedente. Los despidos objetivos deberán ser justificados para que sean válidos.
Gestión ética de las salidas
Saber cómo desplegar el proceso del despido de un trabajador de manera correcta y ética, dice mucho de los valores de la empresa. Todo el proceso debe preservar y garantizar la dignidad del empleado. Probablemente, este sienta cuestionada su capacidad y el desempeño en su puesto de trabajo. Si lo ves necesario, contar con un gestor ético en la empresa puede evitar a la compañía futuras controversias.
Pase lo que pase, sigue al menos estos 3 ejes que deben vertebrar y orientar la política de despidos:
- Confidencialidad para no generar sensación de incertidumbre en el resto de la plantilla. Es clave mostrar una imagen de unidad corporativa en todo momento, facilitando la despedida de sus compañeros
- Contar con testigos por dos razones: contener la expresión inapropiada de una posible frustración por parte del empleado y demostrar, en caso de denuncia posterior, que la reunión, así como el contenido de la notificación, ha tenido lugar.
- Ajustarse a la legalidad vigente y justificar el despido válido. En la comunicación escrita debe costar la razón de la extinción del contrato laboral, así como las leyes que amparan la decisión y los datos que la legitiman. Por ejemplo, si la causa es bajo rendimiento laboral, ofrecer los datos claros al trabajador es una cuestión de transparencia y de ética empresarial.