Los primeros auxilios están diseñados para atender al compañero mientras que llegan los servicios de asistencia. La NTP 458, una guía de buenas prácticas del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo especifica cuáles son los protocolos de actuación a seguir en estos casos, representados por el acrónimo PAS: Proteger, Avisar y Socorrer.

Pero lo que es fundamental es capacitar al personal y fomentar una cultura de la prevención y la seguridad laboral. Mantener el llamado «minuto de seguridad» al día, y la revisión periódica de las prácticas, son acciones clave.

Los primeros auxilios reducen la siniestralidad

Capacitar en primeros auxilios es uno de los ejes que debe vertebrar el plan de Prevención de Riesgos Laborales (PRL). El número de accidentes laborales con riesgo de siniestralidad es alto en España. Aunque varía según el sector, la formación del personal para poder atender una emergencia ha demostrado contener el crecimiento de la cifra.

La reducción de riesgos y accidentes es consecuencia también de que los trabajadores tomen conciencia de los peligros de su actividad. Si vas por la calle y ves un agujero en la acera, lo esquivas. Pero si piensas que no es un riesgo, puedes caerte.

Una vez que ya ha ocurrido el accidente, el personal debe estar capacitado para mejorar la salud laboral de la plantilla. ¿Cómo actuar ante emergencias inesperadas?

La organización de los primeros auxilios no es más que una forma de prepararse para actuar ante situaciones excepcionales. La NTP 458 del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INST) desglosa el procedimiento de primeros auxilios.

Para recordar lo que hay que hacer en caso de emergencia, se ha establecido el mencionado acrónimo PAS, que consiste en seguir tres pasos:

  • Proteger: no se puede atender a alguien herido si se pone en peligro el cuidador. Por ejemplo, si hay una fuga de gas tóxico, lo primero que hay que hacer es ponerse una mascarilla o taparse, para no intoxicarse también y no poder servir de ayuda.
  • Avisar: el segundo paso es avisar a los servicios de emergencia. Los primeros auxilios están pensados para atender al compañero mientras que llegan los profesionales, ese primer momento puede ser decisivo.
  • Socorrer: los primeros signos vitales que hay que observar son el pulso, la respiración y la consciencia.

 

Promoción de un clima de seguridad y bienestar

Ante una emergencia en un accidente laboral, la NTP 458 diferencia los tipos de testigos: ordinario, privilegiado y profesional. El testigo privilegiado cuenta con formación para dar auxilios básicos. “Es capaz de hacer una valoración global de la situación, sabe avisar de forma eficaz y se mantiene tranquilo”. Así, los responsables de equipo tienen que cursar esta formación para saber enfrentarse a una quemadura, una hemorragia o una fractura.

Además de esta capacitación general y específica, es importante para vigilar la salud ocupacional contar con un botiquín. Este puede ser portátil o incluso una sala específica según el riesgo de la actividad propia de la empresa, el tamaño de esta y las condiciones de accesibilidad de la asistencia.

Lo mínimo exigido en el botiquín portátil según el RD 486/1997 es lo siguiente: desinfectantes y antisépticos, gasas estériles, algodón hidrófilo, venda, esparadrapo, apósitos adhesivos, tijeras, pinzas y guantes desechables.

Por tanto, además de capacitar al personal en la reanimación RCP o en técnicas de primeros auxilios, lo que es fundamental es  instaurar una cultura de la prevención y la seguridad. Algunas empresas han demostrado con sus datos que funciona dedicar un minuto al día al comenzar la jornada para recordar los protocolos de PRL.

También es eficaz visibilizar el Día de Seguridad, y revisar periódicamente la aplicación de las actuaciones recomendadas por normas férreas.