Que el teletrabajo se ha convertido en la piedra angular de las nuevas relaciones laborales es una obviedad. Sin embargo, los retos a medio plazo son enormes y ya se están produciendo desajustes. Hablamos de por qué gestionar equipos en remoto de forma incorrecta puede arruinar cualquier estrategia. La solución pasa por una elección adecuada de las herramientas, por suficientes dosis de motivación y por un liderazgo en remoto eficaz y comprometido.

La gestión de equipos en remoto: los retos del teletrabajo

Ya nadie discute las ventajas que aporta el teletrabajo en el día a día de cualquier empresa. Más de dos años después de la explosión de su implantación masiva, algunos de los beneficios que se derivan son muy evidentes: más captación y fidelización de talento, más libertad en la toma de decisiones del trabajador, flexibilidad, mayor compromiso social y personal y, por supuesto, mayor productividad y rentabilidad.

Sin embargo, contar con equipos virtuales y deslocalizados o utilizar las videollamadas de forma indiscriminada no tiene por qué aportar las mejores soluciones a las empresas. De hecho, en muchas ocasiones, la adopción de estas y otras herramientas digitales tras la pandemia ha traído efectos indeseados a muchas organizaciones.

¿Por qué ocurre esto? La clave está en elegir los métodos y herramientas que mejor se adaptan a nuestras necesidades particulares como empresa y ejercer una correcta gestión de equipos.

No es lo mismo la supervisión de equipos comerciales en remoto de forma temporal o esporádica, que la dirección de equipos técnicos o creativos que trabajan de forma individual desde diferentes puntos del planeta de manera permanente. El éxito o no de nuestros programas de trabajo remoto dependerá también de si nuestro objetivo es organizar mejor el trabajo, compartir documentación o comunicar ideas o información.

Pero como decíamos, el liderazgo debe ser todavía más eficiente. Motivar y evaluar de forma distinta a los empleados remotos, generar sinergias entre ellos, hacerlos compatibles con el trabajo presencial, ampliar y mejorar las vías de comunicación o optimizar sus condiciones debe ser una constante. El equipo puede estar deslocalizado, pero debe seguir cohesionado, motivado y bien engrasado. Los objetivos tienen que cumplirse y el líder tiene que saber detectar los obstáculos y facilitar las soluciones que estén impidiendo que se alcancen las metas planteadas.

Empresario que ha probado distintos estilos de liderazgo en remoto

Métodos y herramientas para el trabajo a distancia

Como señalábamos, tras la implantación definitiva de estos programas de trabajo en el ámbito empresarial, son miles las herramientas con las que cuenta la empresa para hacerlos efectivos. La clave, recordemos, estará en elegir correctamente aquellas que se ajustan a nuestras características y necesidades.

Partiendo de los diferentes objetivos que podemos tener, podríamos clasificar estos métodos y herramientas en tres grandes bloques:

  • Herramientas de administración y archivo: apoyadas en el modelo de trabajo en la nube, facilitan el trabajo en red de personas y equipos multidisciplinares sin necesidad de presencia física. Es muy importante gestionar correctamente la seguridad de documentos, personas y equipos.
  • Aplicaciones para la comunicación en línea: quizás las más conocidas y las más utilizadas hasta la fecha. Nos permiten llevar a cabo reuniones o presentaciones deslocalizadas espacio-temporalmente, así como compartir archivos en tiempo real que aporten contenido a dichas reuniones. Definir bien los objetivos de su utilización, contar con la estructura informática suficiente y establecer un marco coherente serán requisitos necesario para evitar problemas.
  • Herramientas para la gestión de tareas: centradas en las agendas compartidas, los paneles de tareas o las aplicaciones digitales para la gestión conjunta de proyectos.